Puede usted imaginar por un momento que en este tiempo la lista nominal estuviera en manos de Adán Augusto López, actual secretario de Gobernación, desde luego que no habría una garantía de que no metiera mano en el padrón electoral para su beneficio personal o de los candidatos del Ejecutivo federal.
Lo cierto es que la autoridad electoral, llámese INE con todo y sus errores, ha servido como garante de la democracia mexicana. No sólo avaló el triunfo del actual presidente, sino que se ha fajado los pantalones para sancionar los excesos de los candidatos. Sobre todo de los de Morena, que sienten que merecen todo. Ojalá y que la mayoría de los legisladores cuiden al INE e impidan que el padrón quede en manos de la Secretaría de Gobernación.