Se equivocan aquellos que piensan que el asunto de los alumnos y profesores que asisten con falda a la Facultad de Derecho es un asunto de homofobia o discriminación. Nada de eso. Más bien son señalamientos sobre un experimento fallido, un mensaje que se quiso divulgar, pero que se tergiverso de origen. Dice la convocatoria del profesor que promovió este “experimento social”: «No solo hay que hablar de derechos humanos, hay que defenderlos». En otra parte anotan que el mensaje tiene como propósito «derribar los estereotipos y roles de género de la sociedad que reducen las libertades». Indaguemos si el mensaje de este llamado “experimento social” ha llegado a las personas como se concibió.
¿Qué le viene a la mente a usted cuando ve a los profesores y alumnos de falda en la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana? ¿Lo primero que se le viene a la mente es la defensa de los derechos humanos? ¿Piensa usted que eso ayuda a derribar estereotipos y roles de género? Luego está esa falacia de que la ropa no tiene género. La ropa de una mujer está diseñada para la anatomía y ergonomía de un cuerpo femenino. ¿Acaso hay sostenes copa C para hombre? ¿Una mujer necesita usar ropa interior con suspensorio?
Hasta los pantalones de mujer son diseñados para las caderas femeninas, su ropa interior se diseña para la menstruación. Hay ropa que tiene género, y no porque un varón quepa en una falda o una mujer se ponga un suspensorio o una trusa de varón, esto quiere decir que se igualan. Lo que más nos viene a la mente cuando vemos esas fotos, acompañadas de esas risas, es burla, la burla a un género, el femenino. Por supuesto, otro día hablaremos de la agresión a la estética y al buen gusto.
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