Arturo Reyes Isidoro / Cierto, no hay pruebas de lo que dice en su libro, El rey del cash, Elena Chávez. Pero los políticos de carrera, “profesionales” por llamarles de alguna manera, saben bien cómo se financian no solo las campañas políticas sino el sostenimiento de los partidos y de sus dirigentes o de a quienes se quiere favorecer.
A raíz del escándalo que ha desatado las revelaciones de la expareja de César Yañez, en su momento secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, cabe bien la frase de que al señor se le acusa de corrupto, no de pendejo. Pues claro que para eso era el manejo del dinero en efectivo, para no dejar huellas, pruebas.
La última vez, hace algunos años, que opiné que una campaña para la presidencia municipal de Xalapa costaba 30 millones de pesos, varios interlocutores, algunos operadores políticos, se escandalizaron. ¡Nooo, cómo crees! Me aseguraron entonces que bajita la mano costaba 100 millones de pesos. Lo cito para dar una idea de cuánto debió haber costado la campaña para la presidencia en 2018.
La creación de Morena, su sostenimiento, la movilización por todo el país de Andrés Manuel López Obrador por muchos años sin que el señor demostrara un modo honesto de vivir, de dónde sacaba recursos si no se le conocía un trabajo ni formal ni informal, siempre despertó sospechas. Alguna vez él llegó a decir que vivía de ingresos como las regalías que había obtenido de la venta de un libro de su autoría. Nadie se lo creyó.
La campaña de 2018 fue muy cara y claro que Morena recibió financiamiento fuera de la ley, que burló la vigilancia del INE, pero nadie de los que aportó pidió un recibo a cambio ni se atreve, por temor a represalias, a salir a revelar cuánto fue lo que dio. Ganaron la presidencia, y en Veracruz la gubernatura, cayendo en la ilegalidad.
El cash para la campaña de Veracruz
Aportación de recursos millonarios que nunca se registraron ante la autoridad electoral, los hubo. Me ocupo de lo que sé que ocurrió en Veracruz.
A algunos militantes de Morena con los que me reúno y platico, gente que considero positiva, hasta buena, les he narrado los testimonios que tengo de algunas personas que dieron millones de pesos, en efectivo y en especie, para la campaña de Cuitláhuac García Jiménez.
Si cree y si creen que ganó por su cara bonita, por popularidad, no tienen idea, les he dicho. En 2018 hubo políticos excolaboradores de Javier Duarte, del PRI entonces (hoy algunos andan en otros partidos como el Verde), que sin que nadie de Morena se los pidiera se sumaron a hacer campaña con sus propios recursos y gastaron una millonada para que ganara Cuitláhuac.
No es que simpatizaran con él o con su partido, ni con López Obrador. Lo único que les interesaba era que no ganara, para que no continuara en el poder, Miguel Ángel Yunes Linares a través de su hijo a quien pretendía imponer para que lo sucediera. Tenían temor de que, afianzado en el mando, desatara una cacería contra los que faltaban, pues ya tenía a Javier Duarte en la cárcel y denunciados a otros. Se desplegaron, pues, en varios distritos, e incluso repartieron dinero para que no apoyaran a los Yunes.
Una dio 3 millones, otro, cinco…
Esos fueron algunos. Otros pretendían algún beneficio, contratos, concesiones, trabajos para sus familiares, incluso cargos, y hubo quienes les vendieron el cuento de que ya estaban seguros en tal o cual secretaría del nuevo gobierno que iba a llegar, se pusieron a repartir cargos en “sus” dependencias, pero pidieron dinero a cambio, que apoyaran la “causa”.
Tengo una amiga que un día me comentó que una tía suya, quien vive en Las Ánimas en Xalapa, no se reponía del fraude del que fue objeto. Se la pasaba llorando, había enfermado, estaba deprimida e incluso y de pilón tenía encima el reproche y el reclamo de su esposo de por qué había entregado tres millones de pesos sin la garantía de nada (le dijeron que a cambio iba a ser funcionaria en la Secretaría de Gobierno).
Otro amigo me buscó un día porque creía que yo mantenía buenas relaciones con los nuevos gobernantes de Morena y que podía influir para ayudarlo. Igual, me contó su pena. Había aportado cinco millones de pesos, cash, a la campaña de Cuitláhuac (o le dijeron que era para eso), aparte había prestado vehículos, pagado choferes, combustible, casetas, más otros apoyos que dio y al final no le dieron ni las gracias. Pretendía que al menos le ofrecieran un trabajo a algún familiar.
Como esos hay muchos casos más, que sumados reúnen millones de pesos que ayudaron a Morena y a sus candidatos a ganar. Finalmente fue financiamiento ilícito. No se sabe si Cuitláhuac estuvo enterado o no, pero si él cree que ganó en forma limpia y porque los veracruzanos se morían por apoyarlo, vive equivocado. Posiblemente en forma involuntaria sería una especie local de rey del cash.
Hoy se sabe, por lo que he platicado con aquellos que fueron víctimas del fraude, que en 2024 irán con todo en contra de Morena y sus candidatos y que apoyarán a la oposición. Por eso, entre otras razones, yo no veo que los morenos la vayan a tener fácil en 2024.
Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, al defenderse ayer de que movió maletas llenas de dinero, dijo que su partido se formó con “el esfuerzo” de miles de mexicanos, que pusieron su tiempo, su esfuerzo, recursos. Ajá. En Veracruz tal vez no se pueda hablar de maletas, pero sí de sobres de buen tamaño. Nunca he visto siquiera un millón de pesos juntos en efectivo, pero creo que tres o cinco sí caben en un sobre grande. ¿Todo el dinero que recibieron lo destinaron a la campaña, o estos honestos le dieron algún pellizquito? ¿Usted qué cree?
La Nahle, “jauría” que rodea a AMLO: Tatiana
En el diario La Jornada, tal vez el medio más alineado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, se publicó una entrevista de Enrique Galván Ochoa con la exsecretaria de Economía, Tatiana Clouthier, en la que responsabilizó, de alguna manera, a Rocío Nahle de su salida del gobierno.
Primero, dijo que “una jauría rodea al presidente y no deja avanzar los proyectos” y luego le declaró al periodista que la zacatecana es intransigente en las negociaciones con Estados Unidos y Canadá en el litigio por presuntas violaciones al Tratado de Libre Comercio que reclaman empresas del sector de energía de esos países.
Lo que se entiende es que a esa “jauría” no le interesa el destino del país sino coronar sus ambiciones personales, como en el caso de la señora Nahle, que es capaz se tirársele al piso al presidente López Obrador y servirle de tapete con tal de que la haga candidata a la gubernatura de Veracruz.
A propósito, ahora que permanezco en el puerto jarocho en tanto mi hijo Arturo se recupera de dos delicadas operaciones, me llama la atención cuando escucho que políticos de varios municipios y distritos que o bien viven aquí o vienen con frecuencia me expresan su simpatía por Sergio Gutiérrez Luna para suceder a Cuitláhuac García Jiménez.
Algunas autoridades o exautoridades municipales me platican cómo en forma abierta el secretario de Gobierno Eric Cisneros se vende como el plan B en caso de que Rocío Nahle no sea la candidata. Todos le dicen que sí, me dicen, pero ninguno va a jalar con él, me aseguran.
De Sergio, me comentan, les gusta que no es sectario, que es abierto, que dialoga, que escucha. Como para que tomen nota en el palacio de gobierno.
Ahora, ¡ay!, me preparo para la llegada de un posible ciclón
La última vez que viví la entrada de un ciclón en el puerto jarocho fue durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán. El hombre se preparaba para auxiliar a los damnificados. Ahora, anuncian la posible llegada de Karl como huracán categoría uno.
Aquí andaremos chapaleando y por si las dudas voy a empezar a buscar un cayuco para poder llegar al hospital. Vivir cada terrible meteoro es toda una experiencia. Ahí les contaré.
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