Bernardo Gutiérrez Parra / Entre los cientos de miles de documentos que Guacamaya hackeó a la Sedena, hay uno que por su gravedad fue un bombazo para los veracruzanos. El Centro Regional de Fusión de Inteligencia del Sureste (Cerfise) dependiente de la propia Sedena, dice que funcionarios estatales y municipales estarían bien metidos con el narco.
Gracias al hackeo de Guacamaya sabemos que Veracruz es el estado más violento del sureste (lo que siempre ha negado Cuitláhuac García). Y a pesar de que lo sospechábamos, jamás imaginamos el grado de penetración ejercido por los cárteles con funcionarios de alto nivel como alcaldes, legisladores locales, miembros del gabinete e incluso más arriba.
El bombazo vino cuando el Cerfise dio conocer que el gobernador de Veracruz le habría abierto las puertas al Cártel del Noreste para que opere en la entidad.
Atrapado en la maroma Cuitláhuac calló lunes y martes. Fue hasta este miércoles que rechazó que su administración apoye a ese grupo e incluso dijo que ya no opera por acá.
“Yo no tenía noción de que el Cártel del Noreste ya se estaba reorganizando en Veracruz… Hoy tengo la información porque la solicité, ‘a ver, Inteligencia, díganme’, y no tienen los grupos operativos, ¿por qué?, porque el Cártel del Noreste opera en otro estado, no en Veracruz”.
Es decir, mostró un supino desinterés por el bombazo, pero sabe que miente; la Sedena no tendría por qué guardar en sus archivos información sin sustento.
Otro de los señalados es Hugo Gutiérrez Maldonado, el cuestionadísimo titular de la SSP a quien Cuitláhuac defendió “porque los resultados lo respaldan. No vamos a permitir que unos cuantos manchen el gran trabajo que está haciendo la Secretaría de Seguridad Pública, eso no lo vamos a permitir”.
Quizá para abreviar dio el espaldarazo a los 17 funcionarios y funcionarias de su gabinete porque “los respaldan los resultados, el trabajo, los datos duros”.
Donde no fue tan magnánimo fue con los alcaldes y cabildos. “Tenemos indicios de que algunos funcionarios municipales le entran, pero si yo me entero los agarro. Donde yo los agarre, los pongo en la cárcel, sea quien sea”.
Y sobre la embarrada que le dio el Cerfise retó: “Yo autorizo a la UIF, a toda la inteligencia; autorizo a que me indaguen todo, a mi familia y a mí. Mis cuentas bancarias, mi patrimonio familiar, que se me indague, no tengo nada que ocultar. El que nada debe nada teme”.
En su infinita soberbia, Cuitláhuac García parece no dimensionar que quien lo está señalando de andar en malos pasos no es ningún político de oposición, sino el departamento de Inteligencia del Ejército Mexicano.
No es ninguna acusación mediática soltada en algún café por algún adversario deseoso de sus quince minutos de fama. Es un señalamiento que la Sedena tenía archivado como documento clasificado y que Guacamaya dio a conocer al mundo.
Es decir, es un documento serio que contiene palabras mayores.
Sólo por ese documento y no por los señalamientos judiciales que se le vendrán en cascada incluso antes de que deje la gubernatura, es para que Cuitláhuac vaya buscando un buen bufete de abogados porque no siempre contará con el cobijo de López Obrador. Como tampoco éste contará eternamente con el cobijo que le ha dado la inmunidad presidencial y el Ejército que tan fielmente le ha servido.