Bernardo Gutiérrez Parra / En su columna de hoy, mi compañero y amigo Quirino Moreno dice: “El gobernador Cuitláhuac García debería evitar que le impongan candidatos desde el altiplano y desarrollar a los suyos… En su equipo hay gente como Enrique Nachón, José Luis Lima Franco y uno que otro más que podrían dar el ancho para cargos de elección popular… A esos los podría juntar con Zenyazen Escobar y Manuel Huerta para ponerlos en el escenario político adecuado para 2024…”.
Eso sólo dos veces se ha visto en Veracruz. La primera cuando Miguel Alemán escogió a Fidel Herrera para sucederlo en el cargo. Y la segunda cuando Fidel Herrera escogió a Javier Duarte. Y así nos fue.
¿Por qué lo hicieron? Porque en ambas ocasiones no había un presidente del PRI en la presidencia de la República.
Alguna vez escribí que a lo más a que puede aspirar Cuitláhuac es a que López Obrador lo llame para decirle: “El candidato (o candidata) para Veracruz es Fulano o Fulana y te encargo que lo apoyes”. Y al gobernador no le quedará de otra que obedecer sin chistar.
Desde tiempo inmemorial y al parecer hasta que se acabe el mundo, quien designa y seguirá designando a los candidatos a gobernador en este país es el presidente de la República en turno y nadie más.
En el caso de Veracruz López Obrador ya se decantó por Rocío Nahle, aunque puede cambiar de parecer. Sabe que la zacatecana sigue sin levantar y la raza jarocha la repele al sólo conjuro de su nombre.
Andrés Manuel necesita ganar otra vez en Veracruz porque de lo contrario su movimiento se cuarteará y Rocío no es garantía de triunfo por mucho apoyo que esté dispuesto a brindarle.
De buena fuente sé que el presidente López Obrador tiene sobre su escritorio los expedientes de dos funcionarios que podrían ser su plan B. Uno es el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco y el otro el titular de la SEV, Zenyazen Escobar García.
Contra todos los pronósticos (porque recibió una papa hirviendo) Lima Franco ha logrado sacar a flote las finanzas de un barco que estaba hundido al principio de esta administración. El manejo que ha hecho de la deuda (pagar pero sin endeudar más) lo ha puesto en los ojos del tabasqueño.
Zenyazen Escobar por su parte, le ha dado un impulso a la educación como pocos titulares de esa cartera. Un punto destacado a su favor es la regularización de escrituras en escuelas que carecían de esos documentos. Algunas tenían 100 años así.
De ellos podría salir el próximo candidato a la gubernatura. Ambos son conocidos y ambos tienen la aceptación de los morenistas porque han mostrado eficiencia en el ejercicio de sus encargos.
Pero reitero lector, quien decidirá será López Obrador.
A Cuitláhuac le tocará (como lo han hecho todos los gobernadores salientes sin excepción) coordinar la campaña de su futuro sucesor.