Armando Ortiz / Los honestos, los incólumes, los incapaces de pactar con el narco, resultaron peores. De acuerdo con documentos del Ejército, que fueron hackeados por el grupo de hackers “Guacamaya”, la guerra entre cárteles que se lleva a cabo en el estado de Veracruz se debe a que el gobierno de Cuitláhuac García dejó entrar al estado al Cártel del Noreste. El reporte señala en parte: “En el Estado (Veracruz) se localizan 7 organizaciones delictivas: Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG); Cartel del Pacifico (CDP); Zetas Vieja Escuela (ZVE); Fuerza Especial Grupo Sombra (FEGS); Cartel del Noreste (CDN); Los Pelones y Células Independientes, teniendo el CJNG una presencia de un 70% en el territorio estatal, mismo que mantiene pugnas con miembros del CDP, ZVE e Independientes en la parte Centro y Sur del Estado”. Sobre el Cártel de Noreste apunta inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional: “Los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Policía Estatal y Fuerza Civil dan protección al Cártel del Noreste”. En otro punto los documentos refieren: “Se sabe que de autoridades judiciales y municipales (de Veracruz) se encuentran cooptados por estos integrantes como medio para realizar sus actividades ilícitas”. La colusión entre el gobierno de Cuitláhuac García es una preocupación para la SEDENA, quien se encuentra atada de manos, pues al parecer el gobernador de Veracruz tiene todo el beneplácito del presidente López Obrador.
No puede dejar de mentir. A pesar de la evidencia de Citizen Lab, AMLO dice que el Ejército no espía, que hace labores de inteligencia
No se puede contradecir al presidente López Obrador. Si Jorge Ramos llega y le muestra con sus propios números que el suyo está siendo el sexenio con más muertes violentas, el presidente le dice que es cuestión de enfoques. Si le muestran que en el país ha aumentado la pobreza, él dice que tiene otros datos. Si Citizen Lab muestra evidencias de que el Ejército ha espiado a periodistas y activistas, López Obrador, con todo el cinismo del mundo cambia el concepto; para AMLO el Ejército no espía, hace “labores de inteligencia”. Dice el presidente de México: “Ellos tienen labores de inteligencia que llevan a cabo, no de espionaje”. Vaya caradura, y todavía se atreve a agregar: “Nosotros no espiamos, lo que buscan nuestros adversarios es equipararnos con los que gobernaban anteriormente y ahora se han dedicado a atacarnos a nosotros y cualquier cosa quieren que se convierta en un escándalo para perjudicarnos”. Vale mencionar que el mismo López Obrador dijo que su gobierno no compraría el software espía Pegasus, que ellos no eran como los otros. Pero de eso no dijo nada, porque esa mentira no la puede disfrazar.
Si no hubiera matado a Yrma Lydya, Jesús Hernández Alcocer seguiría vivo. Reportan muerte del abogado hampón
Jesús Hernández Alcocer era un hampón. Sin título universitario se ostentaba como abogado. Era amigo de Alejandro Gertz Manero y de otros personajes políticos para los que operaba desde los juzgados de la Ciudad de México. Un día se encaprichó por una joven que quería ser cantante y para hacerla suya le consiguió entrevistas y programas de televisión. En un matrimonio anterior la cantante Yrma Lydya había firmado un contrato de fidelidad; pero falló, fue infiel, dejó robado a su exesposo y el contrato matrimonial fue disuelto. Luego se enredó con el abogado hampón. Jorge Hernández Alcocer dice que la joven cantante lo engañaba y al parecer por eso la mató. Hernández Alcocer llevaba buena vida, comía en los mejores restaurantes y tenía suficiente dinero como para comprarse una esposa joven; pero la mató, y ahora él también está muerto. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México dijo sobre esta muerte: “Siempre se lamenta un fallecimiento y parece que falleció, tiene que ver el peritaje todo lo que tiene que hacer el tribunal, pero parece que fue por muerte por la edad”. ¿Cómo? ¿Es que a los 79 años la gente ya se debe de morir? Lo que sí creemos es que, si Jorge Hernández Alcocer no hubiera matado a su joven esposa, él no hubiera terminado en la cárcel y por lo tanto, seguiría vivo.
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