No es necesario compartir la cama para dormir con el enemigo, esta frase describe las ocasiones en que una persona debe compartir un ámbito (laboral, familiar o de otra índole) con alguien con el que no se lleva del todo bien o, directamente, está enfrentado. El presidente López Obrador ya se dio cuenta de que haber menospreciado al senador Ricardo Monreal no fue buena idea. Ya descubrió que el haber soltado a su fauna canina de seguidores en contra del zacatecano, resultó contraproducente.
Y es que, aunque el primer mandatario no lo quiera reconocer, pero para que la reforma de la Guardia Nacional pudiera haber pasado suavemente en su aprobación, se requería que dejara operar al 100 por ciento al coordinador del Senado y no haberle puesto marcaje personal con su valedor Adán Augusto López Hernández. Éste en lugar de ayudar, entorpeció las negociaciones y amarres que ya había logrado Ricardo Monreal.
Lo cierto es que fue el propio Ricardo Monreal, coordinador de Morena, el que dio a entender de que no tenía los votos para aprobar la permanencia de los militares cuatro años más de lo que hoy marca la Constitución. «Yo pienso que nos podemos dar más tiempo. Yo no estoy por la prisa. No me ganan los tiempos… Estoy dispuesto a seguir discutiendo este tema», dijo Monreal. Por lo pronto, Ricardo Monreal gana tiempo para que los marchantes del presidente logren conseguir los votos que les faltan.
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