Es decir, en lugar de lamentar el crimen, en lugar de darse cuenta de la dimensión del crimen, prefiere excusar al gobierno para el que trabaja. Y es que la tragedia de ayer tiene un matiz más que preocupante. A ver señor Hugo Gutiérrez Maldonado, estamos hablando del crimen en contra de una mujer de 56 años de edad, que iba a trabajar a la escuela primaria de la que era subdirectora, acompañada de su nieto de 7 años.
A los delincuentes no les importó disparar estando el niño presente, no les importó cometer el crimen frente a la escuela primaria donde trabajaba. Esto no sólo habla de la descomposición social, sino de la temeridad de unos delincuentes que se sienten inalcanzables ante la ineficacia de sus policías y de la procuración de justicia. Murió una maestra que iba a trabajar como lo hacemos miles de personas en Xalapa. Nos queda claro que la seguridad que su dependencia ofrece es completamente nula.