Antony Blinken vino a México a pedirle a López Obrador que le bajara de yemas; y AMLO se amansó

Andrés Manuel López Obrador durante el desfile militar del 16 de septiembre FOTO: WEB

La arenga por el 212 aniversario de la Independencia de México iba a incluir un mensaje en contra del colonialismo de los Estados Unidos. El presidente de México había advertido que en su arenga defendería la soberanía nacional, pues México no dejaría que Estados Unidos le impusiera normas comerciales. Entonces, ¿qué fue lo que pasó? López Obrador ni siquiera mencionó a los Estados Unidos, antes bien se mordió la lengua gritando: «Muera la corrupción, muera el clasismo, muera el racismo». ¡Nada que ver!

El columnista de El Financiero, Darío Celis, nos da una luz del porqué el presidente cambió de opinión: «Blinken llegó a Palacio Nacional con la espada desenvainada: muy exitoso y muy fuerte, y así se dejó ver en la entrevista con López Obrador, encuentro que al principio se dijo no se daría, pero que sí se dio. México tiene que suspender e inaplicar su Ley de la Industria Eléctrica y tiene de aquí al 2 de octubre como plazo, si no lo hace, se atendrá a las consecuencias, fue más o menos el mensaje».

De acuerdo con el columnista México tiene hasta el 2 de octubre, en todo caso «los funcionarios de la Casa Blanca podrían imponer aranceles a México que se irían de los 20 mil millones hasta los 40 mil millones de dólares». Tal vez por ello el presidente, con la cola entre las patas, sólo salió a dar un grito, pero de desesperación. Con la cola entre las patas se sentó a ver el desfile al día siguiente. ¡No lo vieron? No se podía ni sentar.

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