Cuando Caín le quitó la vida a su hermano Abel, Jehová marcó su frente para que, donde quiere que el fuera, se le reconociera como un traidor y asesino. El presidente del PRI, Alejandro Moreno, al igual que Caín, donde quiera que se presente se le recordará por haber traicionado y asesinado la alianza opositora. Y es que todo mundo sabe que el presidente tricolor sólo buscó salvar el pellejo para que no lo desaforaran y le fincaran responsabilidades penales. Sin embargo, embriagado de cinismo dijo: «Sabemos que una coalición de los tres partidos es potente, y tenemos oportunidad, juntos de ganar, que quede bien claro el PRI es promotor de las alianzas electorales».
Como dijeran los abuelos, con una mano madrea y con la otra soba. No obstante, sus mensajes son contradictorios, ya que en la misma conferencia de prensa, el campechano advirtió:
«Tenemos un gran respeto por las fuerzas armadas. En 2019 todas las fuerzas políticas de oposición confiamos en el nacimiento de la Guardia Nacional como una institución de carácter que debe ser la encargada de velar por la seguridad interna del país. Quieren confundir en contra de la Guardia Nacional con el tiempo de la temporalidad; en el tema de la temporalidad de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, nosotros somos un partido político que aspira a construir una mejor calidad de vida para los mexicanos con esa responsabilidad del lado de la gente y pensar en la paz, tranquilidad de los mexicanos». En otras palabras, Alejandro Moreno se hace como el Tío Lolo.
Comentarios