En la política, sobre todo en la que se hace en suelo azteca, no existen las casualidades; nada es fortuito, sobre todo cuando se trata de obtener la mejor rebanada de poder. En Morena saben que, para que la cuña apriete, ésta tiene que ser del mismo palo. Por esa razón están muy conscientes que tienen que saber guardar las formas y conducirse por el camino de la legalidad para elegir al sucesor de Andrés Manuel López Obrador. Saben muy bien que quien les puede meter en aprietos, es el propio Marcelo Ebrard. Por tal motivo no fue casualidad la aparición de Elba Esther Gordillo en el escenario político.
Y aunque en la entrevista televisiva de Roberto Zamarripa en Grupo Reforma, Elba Esther no declara su apoyo a la candidatura de Ebrard, se sabe que muchos de sus incondicionales, incluido desde luego Tomas Vázquez Vigil en Jalisco, Cirilo Salas en Puebla y Alberto Meneses en Edomex, ya están cerrando filas entre los maestros para apoyar al canciller Marcelo Ebrard.
Y es que el problema de Morena no es externo, es al interior; saben que si el Carnal Marcelo detecta el más mínimo indicio de que no hubo “piso parejo” en el proceso interno de Morena, podría romper con el partido y comenzaría a tejer una estructura partidista que podría incluir a Ricardo Monreal y al propio Dante Delgado Ranauro, líder de Movimiento Ciudadano. Ese escenario, tenga por seguro que prendería los focos rojos en Morena, pero sobre todo en Palacio Nacional.
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