Veracruz es violencia, pobreza, hambre e injusticia

Pobreza FOTO: WEB
- en Opinión

Bernardo Gutiérrez Parra / De la balacera del lunes por la tarde en Orizaba, me enteré al día siguiente en la Ciudad de México gracias a la información veraz del presidente López Obrador. “Afortunadamente no fue tan grave… fue más un asunto de propaganda (de los delincuentes) porque fue una transmisión en vivo. Y nuestros adversarios pues ya saben ¿no?, se dan gusto, se dan gusto”, dijo el señor.

Que hayan sido dos horas de balazos con un muerto, un tráiler incendiado y gente corriendo aterrada; que los miembros del Ejército (como siempre) pusieran el pecho a las balas para proteger a la población, eso es irrelevante porque de seguro fue parte de la “propaganda” que dijo el presidente.

¿Pararon ahí las cosas? No.

Como para que no se vaya a perder la costumbre, este miércoles en la madrugada hubo otra balacera pero en Cerro Azul, al norte de la entidad. Aunque no se habló de muertos, el pánico fue tan grande que se suspendieron las clases y hasta ayer por la tarde los maestros discutían si los estudiantes asistirán o no al desfile de mañana 16 de septiembre.

La nota, lector, no sólo fueron las balaceras, sino la sincronía verbal del presidente y el gobernador. Andrés Manuel dijo: “Les voy a mostrar lo que pasó ayer en Guanajuato, porque no fue el caso de Orizaba. Entonces, como los medios lo que resaltan es lo que nos afecta, el caso de Orizaba fue nota nacional”.

Y poco después Cuitláhuac escribió en sus redes. “¿Qué pasó en Guanajuato donde gobierna su partido señores senadores del PAN? ¿Hay ingobernabilidad en Guanajuato? ¿Qué dijeron los medios sobre los homicidios ayer en Guanajuato?”

Los medios de todo el país informaron lo que ocurrió en Guanajuato entre martes y miércoles donde hubo 18 asesinatos, y Veracruz no fue la excepción. Que el gobernador no lea la síntesis informativa que le pasan todos los días (y menos un diario o un portal de noticias) no es culpa de los periodistas.

Lo único que le faltó decir para redondear su perorata fue: Pa’ balaceras las de Ucrania.

¿Por qué ese empeño en hacer comparaciones tan absurdas? ¿Por qué negar la realidad de lo que pasa en Veracruz?

El portal de noticias AVC dio a conocer una información que estremece, zarandea y conmueve. De los 8 millones de habitantes que tiene el estado, 5 millones viven en pobreza extrema.

¿Qué es la pobreza extrema?

Rafael Vela Martínez, economista e investigador del Instituto de Investigaciones de Estudios Superiores, Económicos y Sociales (IIESES) la explicó así: “En términos prácticos significa que aun cuando se sume todo el dinero de los que trabajan en una familia y ese dinero se dedique únicamente a alimentos, no les alcanza para satisfacer sus necesidades básicas, ni siquiera para satisfacer el hambre”.

El investigador agregó que en el caso particular de Veracruz, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), ya había alertado que el 60.8 por ciento de los veracruzanos viven en pobreza extrema.

¿Qué dirá sobre esto el gobernador? ¿Que están más amolados en Haití?

Ojalá no se le ocurra decir semejante barbaridad porque de los 11 millones de habitantes que tiene esa nación caribeña, 5 millones son pobres y 4.3 millones viven en pobreza extrema. Es decir, estamos más fregados que en Haití.

Los datos del INEGI de su Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) son otra mala noticia. El año anterior 15 mil 654 veracruzanos por cada 100 mil habitantes fueron víctimas de algún delito. La ENVIPE estima que en 2021 se denunció sólo el 8.8 por ciento de 1 millón 145 mil 599 delitos ocurridos en la entidad, mientras que en 2020 la cifra de delitos denunciados fue del 10 por ciento.

¿A qué se debe la baja en las denuncias?

A los trámites largos y engorrosos, a la desconfianza de las víctimas en la autoridad y su actitud hostil, así como al miedo a ser extorsionadas, dice la encuesta.

Aunque seguramente la Fiscal Verónica Hernández Giadáns tiene otros datos. Entrevistada sobre su falta de atención con los familiares de los desaparecidos aseguró que ha mostrado “total solidaridad” con ellos, pero “no se puede tener contentos a todos… Yo los he invitado, han acudido quienes han querido, no se les puede obligar”.

Miente la señora. Solo una vez los recibió cuando había prometido que la búsqueda de los desaparecidos y el diálogo continuo con sus familiares serían sus prioridades.

En síntesis lector, el balance de estos cuatro años de gobierno cuatroteísta en Veracruz es pésimo. Y estos no son otros datos. Es un balance apoyado en información de organismos serios como el CONEVAL y el INEGI; el primero descalificado por Andrés Manuel y el segundo no tarda en caer de su gracia.

Es información verídica, tomada por estos organismos de encuestas y de documentación existente sobre los miles de asesinados, los desaparecidos, los trescientos feminicidios, los cinco millones de pobres en extremo que literal, andan muertos de hambre. Y sobre los encarcelados injustamente como Rogelio N y Yuli Raquel condenada a 60 años; sepultada en vida por un crimen que no cometió.

De nada de esto hablará jamás Cuitláhuac García sino de un Veracruz idílico, una copia fiel de la República que cada mañana se inventa el presidente López Obrador.

La realidad, aunque pese y ofenda a los miembros distinguidos de la 4T, es que Veracruz es violencia, pobreza, hambre e injusticia. Y si alguien no cree, que pregunte a los veracruzanos de a pie que ya no ven la suya, y que son la inmensa mayoría.

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