La senadora de los escándalos y su protectora, Rocío Nahle

Claudia Balderas y Rocío Nahle FOTO: PERIÓDICO VERAZ
- en Opinión
* Primero fue el novio; ahora es Claudia Balderas * Violencia en el Senado * Y la madrina la salva * La traición del líder del PRI * Va por México se muere * Siete niños son asesinados diariamente: Saskia Niño de Rivera * Borra alcaldesa de Nanchital mural sobre la expropiación petrolera * Moches en Catastro de Coatza

Mussio Cárdenas Arellano / Sirve de mucho la complicidad de Rocío Nahle. A Claudia Balderas le ayudó con su novio-primo, Mario Espinoza Zetina, alias El Gato, acusado de pederastia gravada, de posesión de droga, de ser su asesor-aviador en el Senado, y hoy por zarandear y patear a Amor Torres.

Inmensa, la sombra de Nahle protege. Puede sacudir Claudia Balderas al Senado entero, detonar el escándalo, dinamitar las redes sociales, ser captada en video mientras le da un jalón de cabellos a la también estridente Amor Torres Carmona, al tiempo que reclama, denuesta —“ya me tienes hasta la madre”— y asesta un puntapié, aún viéndola tendida en el piso, y nada pasa.

Se ve a Amor Torres, también cercana del deplorable senador morenista, Félix Salgado Macedonio, caer tras un empellón de Claudia Balderas, evidenciando que no andaba en sus cinco sentidos, y la Cámara Alta sigue su marcha.

Graban a Amor a ras de piso, en otra órbita. Los primeros que se acercan son miembros del Resguardo de Cámara, la policía interna. Luego, la prensa toma el control. Captan la escena con fines de divulgación nacional. Y Amor Torres apenas si puede articular palabra.

Se duele. Niega estar ebria. Se le enreda la lengua. Se desmonta una pestaña. Y como Dios le da a entender dice que desde las 5 de la mañana del 30 de agosto estaba trabajando.

“No, estoy diciendo la verdad —balbuceaba en descargo—. ¿Qué necesidad tengo de incumplir? Por favor, por favor. No, no…¿Cómo voy a estar en estado de ebriedad? ¿Por qué o qué? Si yo he estado desde las cinco de la mañana en el Senado de la República, ¿por qué estaría en estado de ebriedad? No, es solo la presión de todo el día”.

Habrá quienes se apiaden de Amor Torres. Habrá quienes no le crean. Habrá miles o cientos de miles que intenten saber el móvil de la agresión.

Si alguien conoce los pasillos del Senado es Leticia Robles de la Rosa, periodista y columnista de Excélsior. Es ella quien detona el hecho, quien divulga el primer video, quien suelta el segundo, quien da luz sobre el origen del altercado.

Una y otra, Claudia Balderas y Amor Torres, habrían sido protagonistas de un accidente vehicular, hartas de alcohol, el fin de semana anterior. El auto no se estropeó; fue pérdida total.

“Juntas tuvieron un accidente el fin de semana pasado, tan fuerte que fue pérdida total del auto. Iban ebrias. La señorita es empleada por honorarios del Senado mexicano”, escribió Leticia Robles en la red social Twitter.

Amor Torres es hábil. Se le sabe cercana al nada célebre Félix Salgado Macedonio, senador denunciado por violación, acoso sexual, chantaje y amenazas, pero bendecido por la gracia de Andrés Manuel López Obrador, y en la línea del líder senatorial, Ricardo Monreal Ávila, el único que cuestiona y confronta al presidente y exhibe los abusos y sandeces de Morena en el poder.

Claudia Balderas navega en dos yates: el de Rocío Nahle, su impulsora, y el de Ricardo Monreal.

Ella ve cómo le hace pero se enfunda en camisetas con el rostro o nombre de Monreal. Lo llama. Lo pone a su lado. Se toma la foto. La sube al feis. Le dice  “Monri”.

Y si Monreal y el senador Dante Delgado Ranauro, dueño del partido Movimiento Ciudadano, viajan a Veracruz y se hacen presentes en el penal de Pacho Viejo, exigiendo la libertad del secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen, Claudia Balderas se mete entre los dos.

La doble cara de Claudia Balderas funciona y no. Funciona cuando lanza en sus redes sociales mensajes melosos, la buena vibra, el deseo de un día picudo o lo mejor al iniciar la semana. Y los pensamientos del bien sin mirar a quién. No funciona cuando aparece El Gato y sus tropelías o cuando trata a Amor con desamor.

Despuntaba el 2022. El 25 enero se aventó un rollo conmovedor:

“Hoy es el primer Día Naranja del año, día en el que refrendamos nuestro compromiso para eliminar todo tipo de violencia en contra de mujeres y niñas.

“Esta lucha es de todas y todos, unámonos y actuemos para que todas las mujeres y niñas ejerzan libremente de sus derechos y gocen una vida libre de violencia”.

Ocho meses después, la cinta se le borró. Agarró a Amor Torres Carmona por su cuenta. Le dio un empellón que la sembró en uno de los pasillos del Senado. Le gritó “ya me tienes hasta la madre”. Le jaló el cabello. Le asestó una patada. Es el retrato de la verdadera Claudia Balderas Espinoza, la senadora veracruzana.

Y su violencia contra Amor Torres sirve para recordar que lo suyo no es la quietud, ni la paz, ni el orden, ni la nobleza. Sirve para citar cuatro episodios de transgresión a la ley, de tráfico de influencias, de posesión de drogas, de secuestro. Y en todas El Gato es el galán.

En 2019, mientras Claudia Balderas despachaba en el Senado, Mario Espinoza Zetina, el novio-primo, era aprehendido por elementos de la la Marina, señalado de pederastia agravada contra una menor de 13 años, en Villa Allende, congregación de Coatzacoalcos.

No pasaron muchas horas para que el morenismo se le echara encima al entonces fiscal del yunismo, Jorge Winckler Ortiz, intentando su liberación. Lo lograron cuando el padre de la “agraviada” desistió de seguir el caso. El morenismo de Coatzacoalcos se jactaba que la mano de Rocío Nahle y el gobernador Cuitláhuac García Jiménez había pesado más.

Luego vendría el sainete del Gato Violador, convertido en “asesor” de Claudia Balderas en el Senado con salario de 60 mil pesos al mes. Trascendió que vivió en Estados Unidos pero fue deportado a México al hallársele droga en su poder.

Un tercer suceso ocurrió en 2020. Conducía la camioneta de lujo de la senadora, una Chevrolet Tahoe, cuando golpeó a una motocicleta de la policía de la Ciudad de México. Los uniformados intentaron apretarlo. Pidieron refuerzos. Se armó la gresca al pretender bajarlo de la unidad. Claudia Balderas logró captar el momento en que le sembraron un paquete presuntamente con droga. Horas después, la senadora hizo saber que hubo arreglo pero exigía que el abuso fuera sancionado.

El último incidente fue peor. El 7 de mayo pasado, Mario Espinoza fue aprehendido durante un operativo de la Policía Ministerial adscrita a la Delegación Zona Sur de Veracruz, en Villa Allende. Se le imputó posesión de drogas, portación de dos armas, una motocicleta y de tener a una persona privada de su libertad.

Con él fueron aprehendidos otros siete individuos, a quienes se les remitió al penal Duport Ostión de Coatzacoalcos. De acuerdo con algunas versiones, El Gato fue liberado.

La sombra del obradorismo da para eso y más. Cada episodio policíaco del Gato termina con un himno a la impunidad.

Con orgullo, Claudia Balderas presume una fotografía con López Obrador. La subió a sus redes en 2021, aduciendo que desde hacía 12 años venía respaldando al hoy presidente de México.

Su liga con Rocío Nahle es estrecha. Trabajó en la casa de gestoría cuando la zacatecana fue diputada por el distrito de Coatzacoalcos, de 2015 a 2018. Nunca antes Claudia Balderas desempeñó un cargo público.

En 2018, sorprendió a todo el morenismo al aparecer en el lugar 13 la lista plurinominal que contendería por espacios en el Senado. Había que cubrir la vacante para jóvenes y la propuesta de Rocío Nahle se hizo valer.

De la sorpresa se pasó al asombro. La votación le dio a Morena para ocupar 13 escaños. Y Claudia Balderas llegó al Senado.

Su vida dio un vuelco. Sus excesos quedaron expuestos. Su vida privada impactó su vida pública y su historia mutó a un negro historial.

Primero fueron las pilladas del Gato Violador. Ahora son sus arranques violentos.

No precisa la joven senadora de Morena de un ángel guardián para librar la condena pública. Le basta con tener a su madrina, la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.

Inmune al escándalo, impune ante la ley, puede hacer agua pero no naufraga por más que se le vea hundirse en el fango de un amor tóxico, primero, y hoy por sus arrebatos violentos.

Ave Nahle. Bendita sea su complicidad.

Archivo muerto

Chaquetero, el PRI le da el sí a López Obrador. Se quiebra su “líder”, Alejandro Moreno Cárdenas, cediendo a la presión de palacio nacional, que lo pescó en mil trapacerías y lo puso al borde de ir a prisión. Se presta “Alito” Moreno a continuar el proceso de militarización, proponiendo otros cuatro años de la Guardia Nacional en las calles, lo que impactó en el seno de la alianza Va por México. Sucumbe “Alito” Moreno a la felpa que le dio Layda Sansores San Román, gobernadora de Campeche, que semana tras semana venía exhibiendo audios del líder priista en los que deja constancia que es corrupto, que es arbitrario, que es vengativo, que es procaz, que es un auténtico bribón y barbaján. Y por si algo faltara, lo denunció penalmente y tramitó en la Cámara de Diputados su desafuero para ser juzgado. Alejandro Moreno se reunió con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y ahí se dio la traición. Es el PRI el que propone y aprueba en la Cámara de Diputados la extensión de la presencia de la Guardia Nacional en las calles. Y es el PRI el que genera la reacción del PAN y PRD. Temporalmente, la alianza Va por México —PRI-PAN-PRD— queda suspendida. “Alito” también abre otro frente, el de los senadores priistas en el Senado, que votarían contra lo que los diputados del tricolor habían aprobado. La crisis es mayor. Un corruptazo acabando con el proyecto de oposición, con la oportunidad de vencer a Morena, con la única posibilidad de evitar el proyecto transexenal de López Obrador. Y las bases priistas quietas, pasivas, acostumbradas a ver, oír y callar… Al día, son asesinados siete niños en México. Se cometen 11 feminicidios. 28 por ciento de las desapariciones son de niñas, niños y adolescentes. Y hay medio millón de menores de edad vulnerables a ser reclutados por la delincuencia organizada. Son cifras de la asociación Reinserta, que dirige Saskia Niño de Rivera Cover; cifras que alarman y alertan, y que han de servir para generar conciencia, llamar a la reflexión, realizar propuestas y definir políticas públicas que reviertan la tragedia que se está viviendo. “A las mujeres nos matan como si fuéramos moscas”, dice Saskia. “México tiene un terrible problema en materia de trata, de violencia sexual, que no quiere ser atendida y no quiere ser mencionada”, precisa. No ve estrategia de seguridad en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Psicológicamente, Saskia Niño de Rivera define al presidente: narcisismo, conducta antisocial y negación. Y del discurso de andar culpando a las administraciones anteriores de su fracaso: “chafa, chafa, chafa, chafa”. De la posible pérdida de capacidades cognositivas de López Obrador, apunta: “No lo sé. No es el presidente que México merece”. La entrevistó Fernando del Collado en Tragaluz del portal Latinus… Lázaro Cárdenas, la gesta de la Expropiación Petrolera y el sindicato petrolero no le cuadran a Esmeralda Mora. De un plumazo decidió borrar el mural alusivo a ese momento histórico que por años permaneció en la sede del ayuntamiento de Nanchital. Hiere así el sentimiento de miles de nanchitecos que se forjaron en la industria petrolera, herederos del cardenismo, que hallaron en la Sección 11 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana una plataforma laboral y el motor del desarrollo familiar. Llegó Esmeralda Mora a la alcaldía y lo desapareció a brochazo limpio. Obvio, la ignorancia corre por sus venas. No sabe cómo piensa Andrés Manuel López Obrador. No sabe que Lázaro Cárdenas es uno de sus íconos. No ha entendido que los símbolos —y más en el obradorismo— cuentan. Pero eso eligieron los nanchitecos y eso se les concedió. La nativa de Alvarado, Esmeralda Mora no puede entender lo que no sabe querer… Ratería pura en Catastro de Coatzacoalcos. Por trámite abreviado, fast track, la cédula catastral se cobra a razón de 700 pesos con documento oficial y otros 700 de moche para el gestor, que es un empleado de esa dependencia. El trámite se realiza en tres días, a diferencia los 10 o 12 que dura el procedimiento normal. Son decenas de ciudadanos los esquilmados. Son decenas de empresas inmobiliarias a las que les sucede igual. No es que el titular de Catastro, Julio César Muñoz Perea, que llegó al cargo por recomendación de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, no vea. Es que ve y está de acuerdo…

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