Armando Ortiz / No sabemos si en la tumba de Antonio Helguera está escrita como epitafio esta frase que lo volvió, sino inmortal, sí trending topic: “¿Por qué voy a criticar a un gobierno con el que estoy de acuerdo? Cuando hay cagadas, lo critico. No me voy a poner a lo pendejo a criticar a un gobierno que esperé toda mi vida”. La frase es relevante porque muestra la mentalidad de un “periodista” (porque hasta un monero es periodista) militante, aleccionado, que ha perdido objetividad porque gustaba de comer paella con el presidente en Palacio Nacional. Como para que no quede duda de la militancia del insustancial rector de la UV, Martín Aguilar Sánchez, la Feria Internacional del Libro Universitario de la Universidad Veracruzana se vistió de chaira. Mire nada más. “El Fisgón” vino a la feria a presentar el libro Ollin Álbum de Estampas 100 compromisos de Gobierno de la 4a Transformación. Es decir, de monero se degradó a porrista, el insulso promotor de una serie de compromisos que López Obrador no ha cumplido, y a pesar de eso se siente orgulloso de su militancia y de su obra. Otros invitados de militancia lopezobradorista son John Ackerman, Álvaro Delgado, el Monero Hernández y Rapé. Todos ellos predican la misma premisa que su fallecido amigo Antonio Helguera: “¿Por qué voy a criticar a un gobierno con el que estoy de acuerdo?”. El verdadero periodismo está para pedir cuentas al poder, ya sea que se esté de acuerdo o no con el régimen. En todo caso los periodistas se degradan y pasan de ser periodistas a porristas. No hay nada más sano para el verdadero periodismo que tomar una distancia prudente del poder, no dejarse seducir ni por el “chayote” ni por las mañanas de paella en Palacio.
Feria universitaria del libro de bajo nivel. Muchos chairos, pocos stands y libros muy caros; la lluvia nunca es culpa de ellos
No hay Feria Internacional del Libro Universitario de la UV en la que no llueva. Y mire usted que la han cambiado de sede, la han cambiado de fecha, han cambiado al director y siempre la lluvia. Quienes han acudido a las ferias internacionales del libro de Guadalajara, del Palacio de Minería o la del Zócalo de la Ciudad de México saben lo que son las ferias de libro en México. La FILU de la UV siempre ha estado en la tercera división de las ferias del libro. Mientras que en la Feria del Libro de Guadalajara se invita a países a participar, en la UV se conforman con invitar editoriales y en algunos casos hasta a libreros. Al dar una vuelta por la FILU de la UV nos damos cuenta que dos años de pandemia sí afectaron. La FILU de la UV es una mini feria que cabe en la Casa del Lago, antes Casa de Artesanías. Lo que de inmediato llama la atención es que los precios de los libros son muy altos. Por ejemplo, la novela Orgullo y prejuicio de Jane Austen de la editorial RBA, en pasta dura, se compraba en los puestos de periódicos en 149 pesos. Pues en stand de libros de la FILU estaba en 459 pesos. Los cuentos de Lucia Berlin que se consiguen en cualquier librería en 280 pesos cuestan casi 500 pesos, y así colecciones de autores clásicos que por lo regular están a precios bajos, están arriba de los 200 pesos el ejemplar. Las únicas editoriales que tienen precios bajos son las universitarias. A esto hay que agregar que muchos de los invitados a la FILU son militantes de la izquierda lopezobradorista, los llamados chairos, que vinieron a presumir como se pude ser abyecto sin morir en el intento. La lluvia en la FILU de la UV ya es cosa normal, es lo único que no podemos achacar a los organizadores.
Muy “Balenciaga” Claudia Balderas se quiere olvidar de su expareja Mario Espinoza, preso por secuestro. ¡Así o más kitsh!
Qué días aquellos en que la senadora Claudia Balderas comía tacos de la mano de su novio Mario Espinoza, hoy preso por secuestro, acusado de pederastia en su momento. Pero la senadora morenista lo defendía y hasta respondía a quienes la increpaban. “Yo apoyo a Mario porque somos pareja, y eso hacen las parejas APOYARSE (…) Deja de estar chingando la madre, no nos molestes, déjanos ser feliz”, eso le decía al periodista Ignacio Carvajal. Fueron varias las ocasiones en que defendió a su “marido”, los delitos eran graves. Quiso meterse con una menor de edad a un motel; lo detuvieron conduciendo la camioneta de la senadora, con la senadora a bordo, y le encontraron cocaína. Hoy la señora ya no se acuerda de esos días, antes bien, ya sin el lastre del marido cocainómano, la señora se gasta su dinero en indumentarias kitsh que confunde con prendas de “haute couture”. El día de la elección de la nueva Mesa Directiva del Senado Claudia Balderas usó una prenda de Balenciaga, un suéter cerrado de 31 mil 850 pesos, comprado en el Palacio de Hierro, que le lucía como si se lo hubiera comprado en la paca de la Central de Abastos. Atrás quedaron los años de andar en las comunidades de sur de Veracruz, comiendo papas de bolsa y refrescos de lata. Hoy, con una delgadez enfermiza, pretende olvidar al “Gato” Mario Espinoza, quien fuera el amor de su vida.