Bernardo Gutiérrez Parra / Aunque representa 75 años muy mal llevados, Santiago Creel Miranda tiene 67 y un largo historial político. Ha sido diputado, senador, secretario de Gobernación; fue aspirante a la jefatura de gobierno del DF y a punto estuvo de dar el campanazo. Su contrincante Andrés Manuel López Obrador obtuvo el triunfo con el 37.75% de los sufragios, mientras que Santiago se quedó en la orilla con el 34.29%.
Como secretario de Gobernación fue el favorito de la pareja presidencial para llegar a Los Pinos. Vicente Fox y Martita le prodigaron todo tipo de apoyos, pero los delegados panistas opinaron lo contrario.
Para la historia quedarán las tres elecciones internas para sacar al candidato del PAN a la presidencia en las que participaron Creel y Felipe Calderón. En la primera Felipe le ganó por amplio margen y en la segunda literalmente lo barrió.
Cuando se pensaba que Santiago aceptaría su derrota con gallardía, sorprendió a todos al anunciar que contendería por tercera ocasión porque, según sus números, aún tenía posibilidades de ganar. Pero lo volvieron a tundir.
A partir del 2006 su estrella bajó mucho la intensidad de su voltaje. Ocupó cargos de poca monta dentro del PAN en los que casi no se notó. Como diputado de la actual Legislatura se ha manejado con bajo perfil, como lo ha hecho casi todos los días de su vida política.
Pero el lunes anterior algo pasó.
En un encuentro realizado en Guadalajara por la agrupación Confío en México, Creel Miranda indicó que México requiere de una democracia de mayor calado y se dijo “preparado y con la convicción y determinación” para encabezar la candidatura por la Presidencia de la República en el 2024.
Agregó que la alianza para derrotar a Morena debe abarcar a todos los sectores y ser lo más amplia posible. Y a ese proyecto de gobierno de Coalición y Reconstrucción Nacional debe sumarse Movimiento Ciudadano.
Pero a diferencia del 2006 cuando estaba obsesionado por ganar la candidatura, en esta ocasión lució más mesurado. “Si a mí no me alcanza, porque soy un hombre realista, si mi capital no me alcanza (para ser candidato a la presidencia), me sumaré a quien sí le alcance, sea hombre o mujer. Para mí lo importante es el proyecto de Va por México”.
¿Qué capital puede tener este político gris y sin chiste?, pensé. Pero hurgando en su historial me topé con un dato que me dejó lo que le sigue a anonadado.
Santiago Creel tiene a su favor algo que lo que carecen sin excepción todos los aspirantes a la presidencia. Carga en sus alforjas una onza de oro con la que sueñan todos los mexicanos.
Como responsable de la seguridad interior y miembro del gabinete de seguridad durante el gobierno de Vicente Fox, Santiago Creel fue parte central de la estrategia que dio como resultado los índices más bajos de violencia que ha tenido México en décadas.
En el año 2000 al inicio de la administración foxista, el índice de delitos violentos era de 14 por cada cien mil habitantes. Pero para el 2005 disminuyó a 8 por cada cien mil habitantes, es decir, casi un 50% menos respecto al gobierno de Ernesto Zedillo. Y nada que ver con los 95 o 100 asesinatos violentos que se registran a diario en promedio.
¿Por qué no hizo ruido la noticia en ese tiempo? Porque estábamos lejos de vivir el infierno que padecemos ahora.
La onza lector, se llama seguridad y es lo que más anhelan los mexicanos por encima del empleo, la educación y la salud.
Como presidente que es desde ayer de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Creel Miranda se convirtió en automático en presidenciable. Con esa onza que ponga sobre la mesa de la Coalición Va por México tendrá más que suficiente, porque ni Sheinbaum ni Ebrard ni Adán Augusto juntos, podrán anteponer algo más sólido como argumento; como promesa de campaña.
Caray, quién lo hubiera creído del gris y opaco panista.
Se cebó la tercera llamada
El Diplomado en Periodismo que comenzaría hoy en la Universidad IVES simplemente se pospone.
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