Si Eugenio Derbez apareciera dentro de cuatro o cinco semanas, ya recuperado de su operación de hombro y nos contara lo que le sucedió, nadie le reprocharía que no lo hubiera contado antes. En realidad, el mundo del espectáculo vive de la expectación de la gente, de la espera a que les suceda algo, ya sea por razones de trabajo, ya sea por situaciones azarosas. Estar atrás de los movimientos de un actor sólo revela la pobreza vivencial de una persona, quien siente que lo que le sucede a su admirado, es como si ella misma lo viviera; por supuesto, eso la mantiene en el sillón de su sala, parasitando en vidas virtuales.
Por ello la misma esposa de Derbez, Alessandra Rosaldo soltó la noticia del accidente de su esposo como un mensaje en clave, algo inconcluso que mantenga en suspenso a los fans para que se pongan a indagar qué le ocurrió al actor. Alguien realmente serio hubiera dado santo y seña del accidente, sin necesidad de crear expectación.
Ahora ya sabemos que se lastimó un hombro por andar jugando con máquinas de realidad virtual. Pero así es el mundo de la artisteada, ellos viven no sólo del dinero, sino de los aplausos y de los likes de personas sin personalidad.
Comentarios