Jesús Murillo Karam es un claro “chivo expiatorio”, uno de los más grandes en el gobierno de la Cuarta Transformación. Aunque Murillo Karam no mató a ningún estudiante de Ayotzinapa, su actuación al momento de procurar justicia es sumamente cuestionable. El juez que lo vinculó a proceso sabe que el exprocurador no asesinó, sin embargo, hizo todo lo posible por enturbiar la desaparición de los estudiantes, al tiempo que con su “verdad histórica” trató de encubrir al Ejército y a otras autoridades federales, estatales y municipales.
En caso de encontrarlo culpable un juez podría sentenciarlo hasta 80 años de prisión. Por supuesto, Jesús Murillo Karam tiene ya 74 años, por lo que no parece que una sentencia de 80 años de prisión le meta mucho miedo, pues Murillo Karam tiene edad para solicitar, en caso de que sea sentenciado, a prisión domiciliaria; en una de esas pacta con la Fiscalía General de la República y hasta lo dejan ir los domingos a comer pato pekinés como a Emilio Lozoya.
Por supuesto, el Ejército debería de abogar por el acusado, pues el mayor delito de Murillo Karam fue encubrir la participación del Ejército en la muerte de los 43 de Ayotzinapa; algo que muchos mexicanos siempre supimos.
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