El caso Cassez-Vallarta que se transmite en Netflix desnuda al sistema judicial de México; Cuitláhuac García y su fiscal espuria deberían verlo

El jueves 25 de agosto se estrenó la serie “El caso Cassez-Vallarta. Una novela criminal” que se transmite por la plataforma de streaming de Netflix. Con una gran producción y una impecable investigación, la serie incluye entrevistas con personajes tan relevantes como el expresidente francés Nicolas Sarkozy, Felipe Calderón, Carlos Loret de Mola, José Reveles, Olga Sánchez Cordero, Héctor de Mauleón, Eduardo Margolis, Arturo Saldívar, Eduardo Medina Mora y por supuesto la francesa Florence Cassez. Llevado el caso paso por paso, al espectador no le queda duda de la inocencia de Florence Cassez, aunque la opinión pública en general piense que la francesa tuvo que ver con los secuestros de que se acusa a Israel Vallarta, su pareja de entonces, su cómplice para la Agencia Federal de Investigación.  

En la serie se contempla en toda su magnitud la perversión de personajes como Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino, los responsables del montaje, la tortura, los testigos falsos y las pruebas fabricadas. García Luna y Cardenas Palomino hicieron lo que quisieron con la justicia en México porque los jueces corruptos se lo permitieron. Cuando el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación los ministros se dieron cuenta del efecto corruptor”. Por cierto, en el documental también se revela el carácter obstinado, la tozudez imbécil y la falta de palabra de Felipe Calderón. Un sujeto que en la presidencia fue manipulado por García Luna.  

Dice el dicho, “tanto peca el que mata la vaca como el que le sostiene la pata”. Calderón fue el pendejo que le sostuvo la pata a la vaca, mientras García Luna y Cárdenas Palomino mataban a la vaca. Por cierto, si alguien debería ver este documental en Veracruz es el gobernador Cuitláhuac García y su fiscal espuria, para que se den cuenta del daño que se causa cuando se inventan acusaciones y se mete en prisión a personas a capricho, sólo por quitarse de encima a críticos y a adversarios políticos. Al final, a manera de colofón, Israel Vallarta, a pesar de las pruebas que demuestran su inocencia sigue en la cárcel después de más de 16 años del montaje. 

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