Pero ya salió de la cárcel, aunque el presidente afirmó: «No significa que queda libre, nada más que tiene que haber sentencia», es decir, la espada de Damocles pende permanentemente en su cabeza.
Pero Rosario, quien ya probó la miel amarga de la cárcel, besa las manos de su liberador, del “tata” López Obrador y en un mensaje de Twitter lo demuestra: «Me alegra mucho que el Pdte. @lopezobrador_ haya tomado cartas en el asunto con relación a las mujeres que llevan más de dos años en prisión preventiva sin la debida revisión de su medida cautelar, y que como yo, muchas son inocentes». Rosario Robles no es inocente, ella sabe que si llega a rebelarse o llega a decir algo contra la Cuarta Transformación, la espada de Damocles caerá sobre ella.