Obviamente los turistas se enojaron y a manera de respuesta llamaron a la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor). Al recibir la denuncia, elementos de esta dependencia de gobierno verificaron los precios y la calidad de esas enchiladas y la demás comida que se prepara ahí.
Aparte de la denuncia, estos turistas “quemaron” el puesto de ese señor por “rata sinvergüenza”. El caso de estos viajeros se hizo viral y muchas personas también compartieron experiencias similares de cómo vendedores de comida en Pázcuaro, Michoacán abusaban de los precios.