AMLO: traicionar al narco tiene su costo

Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
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* Cuatro días en llamas * “Abrazos, no balazos” mientras intenta aprehender a capos * Si extradita a Caro Quintero, extraditará a todos * Aprobada la Ley Nahle, el PAN irá a la SCJN * Pasiano Rueda, alcalde de Jesús Carranza * A tragar camote, gobernador * Keren, Jessy, Oliver para 2025 * El marcelismo opera desde palacio

Mussio Cárdenas Arellano / No sólo arden los Oxxo y los autos y los camiones. Arde Andrés Manuel y sus “abrazos, no balazos”, y su política de silencio cómplice, y los brazos caídos ante la violencia y el cinismo con que sale a vociferar que la jornada de terror vivida es una exageración.

Arden los vehículos a pie de carretera y caen civiles en cuatro días de caos. Despojan a conductores de sus autos y les prenden fuego. Arden a media calle, a media avenida, a media pista. Y López Obrador responde que es un montaje, que es propaganda, que los conservadores “están exagerando”, que los adversarios “ayudan en la propaganda negra”.

Negras tiene las neuronas el presidente. Fundidas. Suena hueco, limitado, inconexo el discurso frente al reto del narco y los extorsionadores, a la quema de vehículos, al tiroteo en gasolineras, a la muerte de 11 en la jornada violenta de Ciudad Juárez, uno de ellos menor de edad, y a las 341 víctimas abatidas en el país en esos cuatro días de caos.

Apenas puede hilar ideas Andrés Manuel. A duras penas teje una explicación. El presidente hablador, el que no suelta el micrófono, el que fustiga e increpa, el que entretiene a la nación y adormece a la secta, el que presume que lo sabe todo y luego dice que no sabe nada, no toca lo medular, el origen del escándalo: su traición al narco.

De andar apapachando a la mamá del Chapo Guzmán y liberando a Ovidio, el narcojunior, López Obrador pasó, presionado por el gobierno de Estados Unidos, a aprehender a Rafael Caro Quintero y lo habrá de extraditar. Y eso ya lo leyeron los capos. Y saben que los va a entregar.

Construyó una amnistía de facto, un ambiente de impunidad, la inacción del Ejército, la humillación de la tropa, la entrega de territorios, la escandalosa defensa de los narcos y el pacto electoral que le dio a Morena, su partido, el poder en más de 20 estados del país. Y tres años y medio después, la traición.

Aún retumban los “abrazos, no balazos”, el himno que entona cada mañana, mientras intenta dar un golpe crucial en el seno del Cártel Jalisco Nueva Generación. Ahí se le incendió el teatro.

Lo devoran las imágenes, el fuego consumiendo vehículos, 25 tiendas Oxxo en Guanajuato ardiendo, y las ráfagas lanzadas por los “cuernos de chivo” unas alcanzando a sus víctimas y otras sin dar en el blanco. Y López Obrador se aferra a que esa jornada violenta es una exageración.

A la reacción de los narcos le llama “protesta”. A los autos en llamas le dice propaganda. A la jornada violenta le llama manipulación. Y por enésima vez apela a la teoría del complot.

El detonante fue una operación militar fallida. El martes 9, información de inteligencia reveló la celebración de un cónclave entre Ricardo Ruiz Velasco, alias “El Doble R”, líder del brazo armado del CJNG, y Gerardo González Ramírez, alias “El Apá” o “El Güero”, responsable del cártel en los municipios del norte de Jalisco y Zacatecas.

Estarían pactando el relevo de Nemesio Oseguera, alias “El Mencho”, líder máximo del CJNG, al saberse que está próximo a morir, cuando el operativo militar hizo abortar el encuentro que se realizaba en Ixtlahuacán del Río, Jalisco.

Cuando los militares se disponían a asestar el golpe, fueron repelidos por sicarios que los contuvieron e instalaron barricadas para obstruir el paso. Lo que siguió fue la quema de vehículos, comercios, farmacias y las tiendas Oxxo. Y de la zona de Zapopan, Guadalajara, Ixtlahuacán, la “protesta” incendiaria se extendió a Zitácuaro, Michoacán, y de ahí a Salamanca, León, Silao, Celaya e Irapuato en el estado de Guanajuato.

Aquello ocurrió en una franja de 300 kilómetros. Aquello evidenció que en 300 kilómetros o más, manda el Cártel Jalisco Nueva Generación. Aquello confirma que los cárteles controlan grandes extensiones del territorio nacional. Así ocurre cuando hay ausencia de gobierno.

Un día después, Ciudad Juárez, Chihuahua, fue el escenario de más narcobloqueos, con autos y tiendas de autoservicio atacados con bombas molotov. Fue la acción violenta de los Mexicles, una banda criminal que disputa la plaza al Cártel de Juárez.

Y de ahí, la franja norte del estado de Baja California: Mexicali, Tijuana, Rosarito y Ensenada, la frontera con Estados Unidos. Y ahí, la que dio luces de cómo se tolera al crimen organizado fue la alcaldesa morenista de Tijuana, Monserrat Caballero, instando públicamente, con las fuerzas militares a su lado, a que los delincuentes les cobren la factura a quienes les deben, no a la sociedad. O sea, el cobro de piso tiene aval oficial.

El saldo estremece a todos: 11 muertos en los sucesos de Ciudad Juárez; 341 homicidios dolosos en México en cuatro días, del 9 al 14 de agosto. Cuatro días de violencia extrema. Cuatro días en que los narcos y otros miembros del crimen organizado se hicieron sentir. Cuatro días quemando autos y comercios, rafagueando farmacias y gasolineras.

Cuatro días atacando a la población, no a los cuarteles militares, ni a las bases policíacas, ni a edificios públicos o sedes de gobierno. Cuatro días teniendo en la mira a la población civil. Cuatro días imponiendo el terror. Y hay quien dice que esto no es terrorismo. Y López Obrador emperrado en que es una exageración de la prensa amarillista.

O su otra obsesión: la teoría del complot cuya víctima es él y siempre es él, y los villanos, por los siglos de los siglos, son y serán los conservadores.

“Por eso —suelta el mesías de Tepetitán— es que hay gente que está pensando que tiene que ver con cuestiones políticas. Pero eso es mejor mantenerlo como una hipótesis y no darle tanta importancia. Es decirle a la gente: vamos bien, no se dejen manipular. Es evidente. Yo no sé si haya conexión o mano negra, si se haya instrumentado esto, si se haya articulado. De lo que no tengo duda es de que nuestros opositores, los conservadores corruptos, sí ayudan en la propaganda negra”.

Y aun viendo los autos quemados, las llamas en los Oxxo, las gasolineras bajo metralla, pregona que es un montaje.

La política de seguridad de Andrés Manuel es una simulación. “Abrazos, no balazos” se aplica selectivamente. A los narcos que no orbitan en el ánimo de López Obrador los asedian, aprehenden a capos y sicarios, les congelan cuentas bancarias, desmantelan células delictivas, aunque sus territorios se mantengan intactos y la droga siga corriendo, o la extorsión crezca, o el tráfico de migrantes y la trata de mujeres deje una millonada.

“Abrazos, no balazos” para Ovidio y Los Chapitos y El Mayo Zambada, para el Cártel del Pacífico, al que se le prodiga total impunidad, y para los huachicoleros del extinto Víctor Carmona, que financió las campañas a Morena, a Mario Delgado cuando buscaba la presidencia del comité nacional, y las de Américo Villarreal, en Tamaulipas, y de Rubén Rocha, en Sinaloa.

Los “balazos sin abrazos” son para El Mencho Oseguera, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, y sus lugartenientes, el Doble R, El Apá, El Jardinero, El Rey Sapo, y también para La Familia Michoacana, el Cártel del Golfo, Los Zetas, la Unión Tepito y para todos aquellos con los que Andrés Manuel pactó a medias.

No está lejos el día en que ya no habrá “Abrazos, no balazos”. Todos estarán en la lista de extraditables y no habrá más pacto con el rey de palacio que los pueda salvar. Ese día la Cuarta Transformación arderá.

Aquel martes 9, había que verle el rostro a Andrés Manuel. Había que sentirle la voz. Azorado, no atinaba a explicar cómo se le incendiaba el país cuando en el discurso presume que la inseguridad se abate y se mitiga la violencia con un acto de fe.

Autos quemados, inocentes muertos, negocios atacados, Oxxos en llamas. Los narcos, los extorsionadores, los Mexicles, todos diciéndole que la pax narca terminó.

Paga así el costo de la traición.

Archivo muerto

Los lacayos le dan cuerda a Rocío Nahle, Miss Zacatecas. Aprueban por consigna la reforma constitucional para consumar el asalto a Veracruz. Siendo madre de veracruzanas, puede aspirar a la candidatura de Morena al gobierno estatal. No por ello deja de ser zacatecana. No es veracruzana por nacimiento. No procede de veracruzanos. Es zacatecana y eso no va a cambiar. Toca ahora al Partido Acción Nacional, como lo ha anunciado, interponer el recurso de inconstitucionalidad, basados en que se violó el procedimiento legislativo. Se votó en un período extraordinario de sesiones y no en dos ordinarios consecutivos, como marcan los artículos 9 y 11 de la Ley Reglamentaria del artículo 84 de la Constitución de Veracruz. Hay versiones, una de ellas divulgada por el columnista Arturo Reyes Isidoro, cuyas fuentes sostienen que el procedimiento se ajustó a la ley, a una actualización de la Ley Reglamentaria del 84 constitucional, que data de 2018. Habrá que ver cómo lo resuelve la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Movimiento Ciudadano va en otro sentido. Impugna la condición de veracruzano por nacimiento a partir de tener hijos nacidos en Veracruz. Rocío Nahle, secretaria de Energía, es madre de dos hijas nacidas en Coatzacoalcos. Sergio Gil Rullán, líder estatal emecista, sostiene que la reforma es regresiva. La condición de veracruzano la dan los padres, no los hijos. La raíz no se halla en el fruto sino en el árbol. Son los padres los que dan procedencia, no los hijos. La Corte dirá. Mientras, la banda morenista se confronta. Unos serán encarnizados aliados de la zacatecana; otros, sus acérrimos enemigos desde las sombras. Todos desde las entrañas de Morena… Del sabor que quieran, pero Cuitláhuac García y la fiscal espuria tuvieron que tragar camote. A contrapelo del gobernador, del tiranuelo Eric Cisneros, de Verónica Hernández Giadáns, Pasiano Rueda asumió la alcaldía de Jesús Carranza. “Sí se pudo”, le gritaban sus huestes mientras Pasiano sonreía. Juraba cumplir y hacer cumplir las leyes. Saboreaba el triunfo. Dos veces derrotó a Morena, una de ellas desde prisión. Dos veces reventó al gobernador, Cuitláhuac García, el que le imputó una relación con un narco y no se lo pudo probar. Dos veces Pasiano jodió en las urnas a la familia Real, caciques de Nuevo Morelos, que aspiraron a colocar a un títere en la presidencia municipal de Jesús Carranza. Un juez federal ordenó la total e inmediata libertad de Pasiano Rueda Canseco y ahí concluyó el episodio del enésimo preso político del gobernador, sobreseyendo todo el juicio al resolver la invalidez de la detención en flagrancia y por la “ilicitud de todos los datos de prueba derivados de la misma”. O sea, le fabricaron los delitos. Pasiano dejó la prisión el miércoles 27 de julio. Pasó nueve meses —271 días— en la cárcel. Por más que el sátrapa de palacio y su moza de estoques, la fiscal espuria Verónica Hernández Giadáns, intentaron retenerlo, la sentencia del juez fue tajante: libertad inmediata. El viernes 12 asumió la presidencia municipal. Y el gober, a tragar camote… Keren Prot, Jessy Ramos y Oliver Damas, tres proyectos por la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2025. Serán las cartas del marcelismo, dentro o fuera de Morena. De ahí el activismo no prematuro al interior del ayuntamiento. Los joaquinistas incrustados a lo largo de la estructura municipal. De ahí las reuniones a puerta cerrada en el edificio de Tesorería, avanzando en el control de áreas clave. Keren Prot, ex regidora de extracción priista, ex agente municipal de Villa Allende que bien pudo ser candidata a diputada federal por el PRI pero supo leer los tiempos, la tendencia del voto a favor de Morena, y se reservó. Hoy es representante del Ayuntamiento morenista ante Asociaciones Civiles y Grupos Vulnerables. El cargo una fachada. Le sirve para estar vigente mientras se consolida el proyecto hacia el 2025. Jessy Ramos, cercanísima al ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, es una especie de Droopy en el palacio municipal. Aparece en todo evento. Opina, dispone, decide. Tuvo a su cargo el festejo de los 500 Años de la Fundación de la Villa del Espíritu Santo, antecedente histórico de lo que hoy es Coatzacoalcos. Al iniciar 2023, tendrá mayor proyección. La otra carta del marcelismo será Oliver Damas de los Santos, ex secretario de Gobierno en el período joaquinista, y ex regidor en la administración del morenista Víctor Carranza Rosaldo. Nadie tan cercano a Joaquín Caballero Rosiñol como Oliver Damas. La operación política continúa en manos del vicealcalde de Coatzacoalcos, Samuel Ordaz Ortega, secretario del ayuntamiento e hijo de Arturo Ordaz Gallegos, El Procu, quien fuera secretario del ayuntamiento con Marcelo Montiel Montiel. ¿Con qué pagará Rocío Nahle los votos que el marcelismo le arrimó a Morena en las últimas dos elecciones? Con poder. En política nada es lejano; es cuando debe ser…

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