Son diversos los sectores sociales, políticos y religiosos, los que siguen pidiendo al presidente López Obrador que cambie su estrategia, que los delincuentes no están entendiendo su política de «abrazos, no balazos». En las últimas semanas, en algunos estados de la república, el crimen organizado ha salido a las calles a causar actos violentos de terrorismo, actos criminales contra la población. Han quemado tiendas Oxxo, farmacias, tiendas departamentales, centros comerciales. Los videos que circulan en redes sociales muestran la manera como los criminales causan pánico, incendiando tiendas con clientes y empleados adentro, sin que eso les importe.
Son varias las ciudades atacadas por los delincuentes, ciudades tan lejanas entre ellas como Zapopan y Ciudad Juárez, o como Abasolo y Ensenada. Otras ciudades que han sufrido estos ataques terroristas son Celaya, Irapuato, Salamanca, Silao, Ciudad Juárez y Tijuana, Mexicali y Ensenada en Baja California. Hasta parece que se están coordinando, hasta parece que buscan crean condiciones de desequilibrio para sus negociaciones.
Lo peor es que no parece que este tipo de situaciones violentas vaya a disminuir, al contrario, todo parece que va a empeorar. De acuerdo con expertos en la materia, los ataques a comercios locales es sólo una advertencia, si no hay margen para la negociación lo que podría seguir son ataques a las instalaciones estratégicas del gobierno federal. Y a estas alturas uno se pregunta, ¿quién pateó el avispero?
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