Después del cochinero que dejó el proceso de selección de delgados en Morena, los mexicanos entendemos por qué en ese partido prefieren las encuestas que las elecciones internas. En las encuestas, los que las están pagando pueden empinar la tendencia o preferencia de acuerdo a sus intereses. No por algo el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal, se opone a dicho método.
Y es que no se puede tapar el Sol con un dedo, en gran parte del país hubo evidencias de acarreo de militantes a los centros de votación; denuncias de presiones contra beneficiarios de programas sociales para que acudieran a votar, aunque desconocieran de qué se trataba el proceso; entrega de dinero y despensas a cambio de votar por determinados candidatos; voto de menores de edad; influyentismo para no hacer fila; relleno y quema de urnas; gritos y golpes.
Este proceso deja muy mal parado al dueño de la franquicia morenista, quien sin sonrojo alguno sólo dijo que todas las irregularidades fundamentadas eran pecata minuta. De verdad que hay que ser caradura para no reconocer el cochinero que hicieron sus correligionarios.
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