La joven se fue confiada al evento y al llegar observó lo peor: su novio estaba con otra a unos cuantos pasos de ella. Su ahora expareja estaba bailando muy pegada con el cuerno. Aunque todo parecía indicar que pasaría una escena sin control por parte de la joven, la chica actuó con prudencia y madurez y mejor siguió bailando.
Durante todo el baile, no le cruzó ni una palabra. Tras finalizar el evento, a la mañana siguiente, la joven ya no le habló a su novio. Él, al no entender lo que ocurría, buscó a la joven, pero ella sin mucho rodeo le comentó que lo mejor era no seguir, que confiaba en lo que vio y la mejor opción era terminar lazos.