Bajo la sombra de Nahle, Gómez Cazarín, en sus lúbricos sueños, ya se ve como senador por Veracruz

Rocío Nahle, Juan Javier Gómez Cazarín, Cuitláhuac García FOTO: WEB

Se imagina usted a Juan Javier Gómez Cazarín como senador de Veracruz, si tomamos en cuenta su trabajo como legislador, ésta sería una desgracia para los veracruzanos. Desde que, el de Hueyapan, ha estado al frente como coordinador de la Junta Política en el Congreso local, las derrotas y reveses han estado a la orden del día, eso sin contar con el desvió de recursos mediante medios de comunicación patito, que supuestamente pertenecían a su íntimo amigo Aldo Valerio Zamudio. Su único mérito ha sido estar a las órdenes del poder Ejecutivo y, ahora, se vende como operador político estrella a la zacatecana Roció Nahle.

Juan Javier Gómez Cazarín es un mal necesario para Morena, es el encargado de los drenajes y trabajo sucio, lo mismo mete las manos al batidero del poder judicial, como puede ser, el enlace para comprar diputados y presidentes municipales para que bailen al son que les toquen en el Palacio de Enríquez. Con esas virtudes encaja a la perfección en el proyecto de la 4T.

Juan Javier Gómez Cazarín ya siente que tiene en la bolsa la candidatura a la codiciada senaduría, él siente que es el elegido, atrás han quedado los tiempos aquellos en que tenía que regatear como marchanta los precios de las autopartes. Hoy siente que la sombra de la encargada de la energía en México es suficiente para llegar al Senado. Sin embargo, si algo debe preocupar a Gómez Cazarín es que el ahijado del secretario de Gobernación ya le lleva buena ventaja, y eso no es cualquier cosa.

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