Basta recordar cómo Juan Nicolás Callejas Arroyo, mientras fue presidente de la Junta de la Coordinación Política, hacía sus cochupos y embutes con la exdiputada Octavia Ortega, para tener el control del Congreso local. Es cierto que el exvendedor de autopartes y de autos de medio pelo se ha curado en salud y se siente ungido por el amo y señor de la 4T para ser el próximo senador que Veracruz necesita. No obstante, sólo hay que rascar un poco para que salga la pus de la corrupción en el Congreso del Estado.
De modo que, a otro perro con ese hueso; ese cuento de austeridad republicana ni ellos mismos se la creen y, si alguien lo duda, sólo bastará que recuerden el nombre del primo-hermano incómodo, Eleazar Guerrero, cuando la mano de la justicia esté bajo la tutela de un partido de oposición.