Como hemos venido señalando, el presidente de México utiliza instituciones, gobernadores y hasta a periodistas para conseguir sus aviesos fines. Por supuesto, no se espera que el presidente se sincere y exprese que sí hubo pacto con Peña Nieto; tampoco se esperaba que dijera que hay una persecución política. La revista Proceso señaló que era demasiada casualidad que después de la reunión de Peña Nieto con personajes del grupo Atlacomulco la FGR iniciara investigaciones hasta contra la exesposa de Peña Nieto, la famosa Gaviota, Angélica Rivera.
Pero muy a su manera López Obrador se exculpó: «Eso no es cierto. Eso, periodísticamente hablando, para no seguir mencionando que se dedican a calumniar, es de manera amable una ‘volada’ para no decir que es una calumnia. (…) No tenemos nada que ocultar». ¿Cuántas veces hemos escuchado al presidente decir mentiras? ¿Recuerda usted la excusa que puso cuando se le cuestionó sobre la Casa Gris en Houston de su hijo?
«La señora parece que es rica», así, con esa simpleza cínica trata de acallar los comentarios sobre sus fallas. Por supuesto, la otra parte de la estrategia es culpar a los otros: «Nuestros adversarios, que son buenos para inventar cosas, hablan de pactos y de acuerdos, entonces quisieran que nosotros ocultáramos información para decir que se está protegiendo al expresidente Peña Nieto».
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