*Aburto culparía a quien fuera con tal de salir de la cárcel
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / SE HAN escrito decenas de libros, kilómetros de reportajes, han surgido películas y versiones distintas, y aunque algunos autores insinúan en que atrás del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, aquel 23 de Marzo de 1994 hubo un complot desde la cúpula del poder, quienes fueron nombrados sucesivamente Fiscales Especiales del caso coincidieron en un solo hecho: el del asesino solitario, en este caso Mario Aburto Martínez que cuando jaló el gatillo que segó la vida del candidato del PRI a la Presidencia tenía apenas 24 años, y ahora ronda los 51. La vox populi dijo en ese tiempo que Aburto fue sustituido por otra persona, dadas ciertas diferencias entre el detenido en Lomas Taurinas y el preso en Almoloya, como la estatura. Y es que cuando fue remitido a prisión, el 23 de Marzo se especificó que su altura era de 1,64 metros, pero el perfil de la PGR aseguró que medía 1,70 metros; otros cambios son los rasgos visibles de la nariz y la forma del cráneo que no concuerdan con las primeras fotografías del sujeto, incluidas en el primer informe de la, entonces, PGR, y como parte del complot configurado, algunos llegaron a suponer que el asesino fue enviado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, otras versiones menos aceptadas son que Manuel Camacho Solís, ya fallecido, fue el autor intelectual del hecho, y una más apuntó hacia el narcotráfico que se vio amenazado por Luis Donaldo, y por ello enviaron a un sicario a cometer el magnicidio. Como fuera, Carlos Salinas de Gortari paso al imaginario colectivo como el autor intelectual del asesinato, incluso por encima de Mario Aburto, quien es visto como un chivo expiatorio. Y aunque nada se pudo comprobar, cuando Diana Laura Riojas viuda de Colosio yacía convaleciente en el hospital debido a su cáncer terminal, rechazó la visita de Salinas de Gortari, y a petición de ella, Manuel Camacho fue sacado del sepelio. Sin embargo, el padre de Colosio, Luis Colosio Fernández los exoneró de toda sospecha.
POR ELLO ahora que el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador busca desaparecer al PRI –dando, sin embargo, cobijo a viejos priistas en el Movimiento de Regeneración Nacional, algunos de lo peor-, y en aras de lo anterior ha desatado una persecución en contra del líder nacional, Alejandro Rafael Moreno Cárdenas a quien la Fiscalía General de la República investiga por cinco probables delitos y, de paso, migración acalambró a su llegada a México procedente de Europa, la reapertura del caso Colosio por parte de la FGR, 28 años después del crimen que conmovió a México, más que un acto de justicia despierta sospechas, y no se descarta que atrás de las pesquisas, desde Palacio Nacional el mandatario oriundo de Tabasco busque consumar una de sus esperadas venganzas –aun cuando dice que las vendettas no son su fuerte-: llevar a juicio a su odiado enemigo Carlos Salinas de Gortari a quien, finalmente, Mario Aburto, en aras de abandonar la cárcel terminaría diciendo que, en efecto, el ex presidente fue quien dio la orden de cometer el crimen.
NO HAY que olvidar que en Octubre de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció protección a Mario Aburto si estuviera dispuesto a contar su versión sobre el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, cometido en marzo de 1994. “Si la familia del señor Aburto y él mismo tienen algo que decir sobre su proceso que signifique otra versión sobre los hechos, y si él puede expresar, probar que fue torturado, que está amenazado, y que por eso ha guardado silencio, si es que existe otra versión, el Estado mexicano lo protegería”, prometió el mandatario. Ese mismo día, López Obrador aseguró que a su gobierno le interesa que no quede ninguna duda sobre el homicidio de Colosio que, tras su muerte fue sustituido por Ernesto Zedillo, a la postre ganador de las elecciones. “Fue una vileza lo que le hicieron; entonces, sería un acto de justicia y por lo mismo es un asunto de Estado. Si él estuviese dispuesto a contar su versión, se le brindaría toda la protección a él, a su familia, si tiene algo que aportar”, dijo el presidente.
INCLUSO AMLO dijo que si los hechos sucedieron como está asentado en el juicio contra Aburto, garantizaría que no se le violen los derechos humanos de quien fue sentenciado a 45 años de prisión por el homicidio. Por lo pronto, cuando Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del ex candidato Presidencial cobra fuerza en el ánimo popular que guarda buenos recuerdos de su padre, la FGR ya integró un equipo especial para indagar los hechos, y en su caso, retomar los procesos penales en contra los responsables, y es lo que llama la atención ya que pareciera estarse tejiendo una trama cuando se habla de “responsables”, cuando cuatro fiscales especiales consideran que en el crimen solo hubo un asesino solitario.
Y AUNQUE, insistimos, en AMLO ha existido siempre el afán de venganza en contra del ex presidente Carlos Salinas de Gortari –a quien culpa del neoliberalismo y de todos los males en el poder, incluida la mafia que tanto menciona-, lo cierto es que a partir de aquel 23 de marzo de 1994 México empezó a cambiar. El país entró en un proceso de violencia que, 28 años después todavía no cesa. Agustín Basave, expresidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) dijo en su momento que con la muerte de Colosio se mandó el mensaje de que todo se vale. “Estoy convencido que allí empezó la espiral de violencia que hoy nos tiene donde nos tiene”. Y ciertamente, la muerte de Colosio desató una crisis política con algunos episodios violentos. Uno de ellos fue el asesinato, en Septiembre de ese año, del secretario General del PRI José Francisco Ruiz Massieu, excuñado del presidente Carlos Salinas de Gortari. México terminó 1994 con una profunda crisis política conocida en el país como “el error de diciembre” aunque a nivel internacional se le llamó “Efecto Tequila”. Por la crisis económica miles de personas perdieron sus empleos o propiedades.
EN JUNIO de 1995 fueron asesinados 17 campesinos en el paraje de Aguas Blancas, Guerrero, a quienes atacaron policías estatales. El incidente provocó la aparición pública del Ejército Popular Revolucionario (EPR), un movimiento armado heredero de grupos guerrilleros formados en los años 60 y 70, mientras el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que se había alzado en armas el 1 de enero de 1994 denunció hostigamiento de paramilitares en sus comunidades de Chiapas, en el sureste del País. Según datos del Inegi, en 1996 el índice de personas con pobreza patrimonial fue del 69 por ciento de la población. Además de las dificultades económicas el país vivía un paulatino incremento en violencia e inseguridad. El 22 de diciembre de 1997 ocurrió la matanza de 45 indígenas que oraban en la comunidad de Acteal, el 22 de diciembre de 1997, además de que se visibilizaron los principales cárteles. En fin, algo se busca al revivir el caso Luis Donaldo Colosio, y no es precisamente esclarecer un asunto, presuntamente, ya esclarecido y hacerle justicia, sino llevar a juicio a actores políticos de ese tiempo y, de paso, dar la estocada final al PRI. Ojalá nos equivoquemos. OPINA [email protected]
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