De modo que, aunque los focos de alarma estén encendidos en Altar y Caborca, en Sonora, en Tamaulipas, Uruapan, Michoacán y en Veracruz, donde el día de ayer asesinaron a siete personas, para el Ejecutivo federal, eso no es motivo de preocupación como para darle un golpe de timón a una estrategia que, desde inicio de gobierno, no ha dado resultado alguno.
Ni hablar, los mexicanos deberán entender que aún faltan dos años para que llegue alguien que quiera enfrentarse con los grupos criminales. O acaso, ¿eso es mucho pedir?