La joven, contó que la natación artística depende mucho de la respiración, los latidos del corazón de repente se aceleran de tal forma que sienten que les revienta. Anita reveló que antes de suceder el accidente, estaba pensando en darlo todo. «En la última figura, donde tengo que despedirme levantando un brazo, me recuerdo pensando: ‘¡Empuja ese brazo! ¡No abandones ahora! ¡Dalo todo hasta el último segundo!» La nadadora destacó que antes de empezar con su participación, se sentía un poco cansada, pero feliz y optimistas. Cuando le cuestionaron el hecho de que su entrenadora Andrea Fuentes la rescató, la joven dijo sentirse muy agradecida. De igual manera narró que al principio, cuando veía las fotos del accidente, sentía frustración y coraje.
Después entendió que tanto el accidente como las fotografías, eran una situación que tenía que superar. Al pasar los días, comenzó a ver el lado bueno al percance. «Al principio me chocaron, después lo tomé con calma, ver a Andrea bajando con su brazo extendido intentando alcanzarme, como una superheroína, fue algo muy emocionante», recalcó.