*En Veracruz sigue la regazón de cuerpos desmembrados
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / TIENE RAZON la máxima autoridad de la Compañía de Jesús cuando, irritado por el asesinato de dos sacerdotes de esa congregación el pasado lunes en Cerocahui, Chihuahua, el provincial de esa orden en el País, Luis Gerardo Moro Madrid le reprocha al Presidente Andrés Manuel López Obrador que, “es fácil responsabilizar a otros, echarles la culpa a otros y sí, habrá que exigirles a ellos, pero también habremos de exigirnos entre nosotros si queremos seguir viviendo en el terror, en la violencia y en el miedo”, y en ese tenor llama a “no permitir que la violencia, el terror y el miedo tengan la última palabra” y a “seguir luchando hasta que la dignidad se haga costumbre”. Y es que de verdad, López Obrador está exasperando a millones de mexicanos que han perdido a un ser querido víctima de la violencia incontrolable en todo el País, a quienes les han secuestrado un pariente con resultados fatales amén de cobrar el rescate, a los padres de desaparecidos –y si no que les pregunten a los papás de los 43 de Ayotzinapa que se han decepcionado de este gobierno; a los miles de empresarios y comerciantes que han cerrado sus negocios por el terrible cobro de piso, a los extorsionados o, simplemente “levantados” y encontrados descuartizados. AMLO, en pocas palabras, le tiene miedo a la delincuencia y por ello prefiere no combatirla, o hasta pareciera que tiene un pacto de valores entendidos de no agresión, esto es, tu no me persigues y yo te dejo circular libremente por el País y hasta procuro que nada te pase, porque de otra forma no se explica tanta y semejante complacencia con las mafias que siguen haciendo de las suyas, matando, incluso, sacerdotes, mientras el Presidente le sigue echando la culpa al ex Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna (en el sexenio de Felipe Calderón), al que llama “el ejemplo más claro de la vinculación entre autoridades y delincuentes”, soslayando que eso fue entre 2006 y 2012, y que estamos en el 2022, y que le corresponde a él, a López Obrador atender los problemas de violencia, inseguridad e impunidad dejando a un lado el discursos mareador para asumir su responsabilidad como titular del Ejecutivo Federal. García Luna se encuentra encarcelado en el Centro Metropolitano de Detenciones en Brooklyn, Estados Unidos, tras ser detenido en diciembre de 2019 en Dallas, Texas acusado de tener vínculos con el narcotráfico, y si eso fuera asi que pague sus culpas con todo el peso de la ley, pero que AMLO asuma su deber porque si bien MoReNa sigue ganando gubernaturas gracias a los millones de pesos que reparte convertidos en programas sociales, es evidente que cada vez se pinta más de rojo con la sangre de sus ciudadanos.
EL PAIS está convertido en un infierno como nunca, incluso peor que en el sexenio de Felipe Calderón que tanto critica, y el Presidente sigue culpando a quienes ya no están, en tanto distrae al ejército y la marina en tareas de albañilería, construyendo refinerías como la de Dos Bocas en Tabasco, corredores transístmicos, el tren maya, aeropuertos o bancos del Bienestar, sin importarle mayormente la suerte de los cientos de cadáveres que a diario se suman a la ola de inseguridad, problema al que no escapa Veracruz, y como muestra este jueves fueron dejados embolsados dos cuerpos a un costado del kilómetro 262 de la autopista Puebla-Veracruz a la altura del entronque conocido como La Choza municipio de Camerino Z. Mendoza, mientras en redes sociales circula lo siguiente (respetando las faltas de ortografía): “Hola buenas noches quiero reportar un hecho q la verdad me dejó tan molesto y conmocionado dos unidades de SSP con numerales tapados sobre la salida de Mendoza a la pista botando bolsas negras con un olor putrefacto y alcance a divisar q eran restos humanos no podemos confiar en este tipo de personas estén a cargo de nuestra seguridad por favor compartan para q toda la ciudanía sepa qué clase de personas nos disque cuidan”. Cierto o falso, es la primera denuncia anónima en esas circunstancias, por lo que difícilmente se podría decir que alguien busca desacreditar a la policía.
COMO FUERA, los cuerpos dejados en el sitio corresponden a un hombre y una mujer (y no en vano Veracruz es campeón de feminicidios) que acaso estaban “resguardados” por delincuentes, y tal vez no se detenga a los responsables de tan abominables crímenes, no asi a los asesinos de los sacerdotes ya identificado como un sujeto que se movía con toda impunidad en la zona, cometiendo toda suerte de crímenes sin que nadie lo molestara, lo que comúnmente sucede en muchas regiones del País donde las policías se encuentran coludidas con esos hampones a cambio de unos centavos. En el caso de los sacerdotes asesinados y un guía de turistas, la compañía de Jesús asegura que podría haber otras víctimas de desaparición, “llamamos a que la búsqueda continúe”, al tiempo que demandan “garantizar la seguridad para la comunidad de Cerocahui y a diseñar un programa integral de rescate para regiones lastimadas por la violencia como la Sierra Tarahumara”.
PERO MÁS allá de los crímenes perpetrados, enerva la actitud del Presidente López Obrador inconmovible ante la muerte violenta de cientos, miles de mexicanos por una delincuencia que se rehúsa a combatir, y solo se dedica a echar culpas al pasado evitando asumir una responsabilidad que ya le compete, ya que no lo eligieron 30 millones de mexicanos para escucharlo a diario en mañaneras que solo a él le interesan, o para echarle la culpa a sus antecesores cuando ya debería tomar al toro por los cuernos, aun cuando tema ser cornado por el astado, esto es, sufrir los embates de los grupos de interés que asolan al país convirtiendo a México en lo que fue Colombia en tiempo de Pablo Emilio Escobar Gaviria. Por ello los Obispos de México le dicen al Presidente AMLO que: “ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades… es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen…a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas.”
EI EL Presidente no quiere combatir a la delincuencia porque su religión se lo impide (es evangélico) o porque le tiene miedo a los delincuentes pese a estar arropado por las fuerzas armadas, pues entonces que deje el espacio a quienes si quieran. Lo grave es que en el País no hay empleos ni inversiones privadas como antes porque termina acusando de corruptos a quienes vienen a derramar capitales; los hospitales del sector pública carecen de medicamentos, sobre todo para combatir el cáncer en menores; la educación sigue siendo desviada hacia el adoctrinamiento ideológico como en Cuba y no en un sentido científico o académico; no hay retrovirales para enfermos de VIGH/Sida y los refugios para mujeres siguen sin recibir recursos suficientes, lo mismo que los colectivos de búsqueda de desaparecidos, pero AMLO sigue culpando al pasado de todos los males y, a decir verdad, su discurso se volvió trillado, tedioso y burlón por tanta indolencia. Así de simple. OPINA [email protected]
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