Un presidente que ha defendido a dictadores, que ha abogado por ellos ante los Estados Unidos, ¿qué valor puede tener su palabra? Un presidente que tiene en su gabinete a delincuentes como Delfina Gómez, quien robó parte del sueldo de sus empleados en Texcoco; un presidente que explica la riqueza de su hijo diciendo que se consiguió una esposa rica, ¿qué valor moral puede tener su defensa? En Veracruz sabemos que el gobernador Cuitláhuac García, además de estulto, resultó torcido y corrupto. Y no porque el presidente López Obrador diga que el gobernador de Veracruz es honesto, no por ello va a dejar de ser corrupto.
En su conferencia mañanera el presidente, omitiendo el fallo de la justicia federal, que exoneró a José Manuel del Río Virgen, volvió a defender a su hijo putativo: «Primero, le tenemos confianza al Gobernador de Veracruz (Cuitláhuac García), no es como los otros, él es incapaz de fabricar delitos para castigar a adversarios. Yo le plantee este asunto, le pedí que se investigar a fondo y que se aclarara, es algo que tiene que ver con la detención de una persona acá en la Ciudad de México, con delitos graves».
Hace años la palabra de López Obrador hubiera exonerado a cualquier persona. Pero en este 2022, una vez que se ha demostrado que López Obrador ha actuado con deshonestidad y mentira, su disculpa no sirve para nada. La defensa que hace del gobernador, sólo es un insulto para los veracruzanos.
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