El gobernador de Nuevo León, Samuel García, se llena la boca diciendo que está peleando para que el agua vuelva y así esta crisis de líquido se acabe. Sin embargo, pasan los días y los regiomontanos ya no saben qué hacer con la escasez de agua. Los supermercados ya no tienen aguas embotelladas y las pocas que hay son bien administrada; sólo se venden dos piezas por cliente. Sin embargo, en Monterrey hay dos caras de la moneda.
Resulta que, en el campo de golf Las Misiones, el pasto es regado a diario y el aspecto que tiene el pasto es de un verde muy vivo. Personas cercanas a este sitio dicen sentirse indignadas, pues no es posible que ellos no tengan agua y que las gentes que juegan ahí sí tengan. Una información dice que esa agua es sacada de la extracción clandestina de pozos.
No se sabe cuántos litros de agua se desperdician ahí, pero lo que sí es seguro es que en Monterrey sí hay agua, pero la hay para personas de dinero, para los demás no hay; a esos que se los lleve el diablo. Ojalá la situación mejore para los regiomontanos y que esta crisis que viven se solucione. Quizás después de esto entendamos que el agua no es eterna.
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