Decían los abuelos que “cuando el rio suena es porque algo lleva”, y la acusación que lanza, Porfirio Muñoz Ledo, de que el gobierno del presidente López Obrador tiene un pacto con el narco, se suma a la lista de acusaciones que han hecho varios medios, que aunque no hay pruebas concretas si levantan mucha sospecha. De entrada, la política de abrazos no balazos, deja a las instituciones de impartir justicia maniatadas ante personajes siniestros que no se tientan el corazón para disparar contra personas inocentes.
El mandatario azteca señaló, que la acusación a unos cuantos días de las elecciones del próximo 5 de junio, de un supuesto pacto de su gobierno con el narco, “es realmente muy corriente, muy vulgar todo esto y lo lamento”. Sin embargo, algo si queda claro, hasta el momento no ha habido detenidos de grueso calibre, solo han agarrado a malandros de poca monta.
Eso sin tomar en cuenta que los miembros del ejército mexicano son usados como albañiles, en lugar de resguardar la integridad y seguridad de los mexicanos. Lo que queda claro para los mexicanos, es que los índices de violencia se han acrecentado y de que en la mayoría de los estados gobernados por Morena, os narcos se mueven como en su propia casa.
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