El artículo 61 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que: «Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas». Entonces, sí Mario Delgado sabe que ese artículo de la Constitución no ha sido derogado, ¿por qué acude a la Fiscalía General de la República a denunciar a los diputados de oposición que no apoyaron la Reforma Eléctrica del presidente López Obrador?
Lo hace porque al dirigente de Morena no le da vergüenza hacer el ridículo, no le da vergüenza ser el distractor de López Obrador, el bufón que juega con pelotas en un circo de cuatro pistas. Todavía el bufón de palacio reconoce: «Fue un voto que los ha exhibido por completo como traidores a la patria. Es una traición y es pura hipocresía ahora hacerse las víctimas. Quieren anonimato e impunidad».
Con esta lógica, ¿votar en contra de los caprichos de López Obrador es cometer un delito? Por supuesto nada pasará. No pude la FGR imputar a un diputado que sólo ejerció su derecho de voto en una Legislatura.
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