Morena, 4 de 6 plazas electorales en riesgo

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Edgar Hernández* / Los morenos andan nerviosos.

De cara a la renovación de seis gubernaturas el próximo domingo –en donde cuatro plazas están riesgo- el fantasma de la derrota ronda.

Todo el gabinete, gobernadores, el partido en pleno, colaboradores de la 4T de todo rango, incluidos los transas “Siervos de la Nación”, así como talegas de dinero, son insuficientes para atajar el descontento popular, esa irritación ciudadana resultante de tanta inseguridad.

Ha lastimado esa entrega de los hilos del poder al crimen organizado cuyos cárteles tienen de rodillas al pueblo de México, ante la complacencia de López Obrador.

Su cinismo es intolerable.

La justificación presidencial a toda acción delincuencial al darles protección por encima de las víctimas, la cesión de plazas, la entrega de vías de comunicación a hordas delictivas que portan el uniforme militar y armas que en la vida soñó el ejército, la marina o la guardia nacional.

Y ese nuevo encuentro el fin de semana con el Cártel de Sinaloa. El machacar en favor de los derechos humanos de quienes asesinan, violan, roban y cometen feminicidios, han calado hondo.

Esa gira por Culiacán, sus encuentros secretos con los criminales, el buscar a toda costa limpiarles la imagen.

El Triángulo Dorado de los carteles de Sinaloa, Chihuahua y Durango, santuario de “El Chapo”, hoy del “Chapito Ovidio” y su abuela, será en lo sucesivo el “Triángulo de la Gente Buena y Trabajadora”.

Es en ese escenario de complicidad donde el próximo domingo seis gubernaturas habrán de renovarse.

Los sondeos estadísticos apuntan que en Aguascalientes, Teresa Jiménez de la Alianza PAN-PRI-PRD va 17 puntos arriba de Morena. En igual sentido va Durango, con Esteban Villegas, diez puntos arriba.

En Tamaulipas el aspirante del gobierno, Américo Villarreal pierde el escalón de la victoria tras comprobarse sus alianzas con los huachicoleros y sus negocios con el crimen organizado, lo cual le abre el paso a Cesar Verástegui, alias “Truko”.

Quintana Roo es de Morena por la fuerte presencia de los cárteles que tienen la plaza controlada hace años, no así el estado de Hidalgo, donde compite una mujer, Carolina Viggiano, no contra Morena, sino contra el gobernador, Omar Fayad, a quien no se le permitió imponer a su gallo y en desquite migró a Morena, invirtiendo todo el dinero público en favor del candidato de Morena, Julio Menchaca.

En Oaxaca algo parecido sucede con Salomón Jara, apoyado por el gobernador Alejandro Murat, cuya familia por décadas fue priista y gozó de todo el dinero, pero al arranque de la administración de López Obrador, el chavo Murat no pudo con ese canto de las sirenas de que podría ser candidato presidencial y… pues la puerca torció el rabo.

Así, en el marco de todo este escenario favorable a la oposición, la cereza del pastel habrá de constituirla Movimiento Ciudadano de Dante Delgado, cuyo eventual apoyo en la próxima contienda representaría un arrollador triunfo con olor a 2024.

El año próximo, el último trimestre, comienza lo que se llama el “Año Electoral” que habrá de definir el perfil de la república en el sexenio por venir.

Las cosas no pintan nada bien en el descolorido marrón de Morena a consecuencia de sus raterías y haber gestado un narcogobierno –tanto a niveles estatal como federal-; por haber llevado a la pobreza extrema a millones de mexicanos, y por gestar proyectos como el Tren Maya, el quebrado aeropuerto de Santa Lucía y la inviable Refinería de Dos Bocas que no tiene fin ni destino.

Por ello la desesperación del voluntarioso de Palacio Nacional.

Viejo, caído, amargoso y sumamente furioso se observa estos días al Peje. Nada le sale –hasta el “Checo” se le salió de control al echarse un clavado con Felipe Calderón- y, lo peor, apoyándose en sus “mejores cuadros” como Cuitláhuac García Jiménez, un tonto útil, confía en que el domingo se llevará la chica.

A la par cree que sumando a los malos va a conquistar las plazas.

Hoy, sin embargo, más que nunca, la gente está muy alerta, pendiente de las trampas electorales y no dispuesta a vender su voto ya que lo que está en juego es el futuro de su familia y del país.

La que corre será, sin duda, una semana crucial para lo que vendrá en el 2024.

Al menos hay esperanza.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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