Apenas en el mes de octubre del año pasado, el presidente López Obrador, criticaba a la clase media, llamándola conservadora y aspiracionista, enfocada al clasismo y racismo. Esas declaraciones desde luego que no cayó nada bien entre millones de mexicanos que buscan un crédito para casa o para poder comprarse un auto. Sin embargo, el presidente mide con otros parámetros a los funcionarios de la 4T. Ahí está el caso de Carmelina Esquer a quien ha defendido su derecho a salir adelante.
“Ha estudiado, tiene un trabajo en Estados Unidos, y por eso se pudo comprar una casa”, dijo el primer mandatario. Lo que no cuadra es que el tabasqueño diga que es una casa modesta, cuando el valor de esta casa es de 8 millones de pesos. Se imagina usted que los mexicanos pudieran tener acceso a poseer casas de ese valor, con tan solo tener un trabajo bien pagado.
Lo cierto es que a duras penas, millones de mexicanos pueden poseer una casa de interés social de uno 600 mil pesos, que son descontados quincenalmente en un lapso de aproximadamente 20 años. Ni hablar, no cabe duda que el concepto de “modesta” que usa el presidente es muy diferente al de millones de mexicanos.
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