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Ya nadie lo duda: los Yunes van por la gubernatura

Irineo Domínguez Méndez / Todo inició con la sorpresiva clausura del Acuario de Veracruz, ejecutada por la Procuraduría del Medio Ambiente; quien, con seguridad, obedeció órdenes del Gobernador. Fueron los medios de comunicación los primeros en crear un ambiente confuso sobre la legalidad de la clausura; esto, debido a la falta de información existente al momento de ejecutar la orden. Entre dimes y diretes de la Asociación Civil “Acuario de Veracruz” y el gobierno, se creó más confusión; éste último emitió y publicó en la Gaceta Número Extraordinario 192, del 16 de mayo pasado, el Decreto que extingue el fideicomiso público de administración denominado Acuario de Veracruz.

La mayoría de los interesados por conocer los pormenores del conflicto surgido por la clausura, ignoraban cómo fue creado el acuario y las formas que le dieron vida jurídica. Por ello, resulta atractivo informarse para acabar con ese desconocimiento. La Gaceta mencionada ilustra y brinda elementos de juicio para conceder o negar la razón a las partes involucradas en el asunto del Acuario de Veracruz.

Puede leerse en la Gaceta que: “El día 27 de noviembre de 1992, el Gobierno del Estado, como Fideicomitente, dio vida jurídica al Fideicomiso que incluyó el acuario.  Desde ese entonces, de las propiedades de dicho Fideicomiso, el gobierno del Estado se reservó el acuario y su estacionamiento; también el Fideicomiso de Administración, designando como Fideicomisario a la Asociación Civil “Acuario de Veracruz. Se estableció que, a la extinción del fideicomiso, tanto la administración como la cantidad de dinero que como saldo quedara por los conceptos que el Fideicomisario haya manejado, fueren entregados al Fideicomitente. Además, quedó estipulada la probabilidad de extinguir cualquiera de los fideicomisos por las causas que señala el artículo 357 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

En otra parte se leen “las Reglas de Operación que regularon la integración y funcionamiento del Comité Técnico del Fideicomiso Acuario de Veracruz”; mismo que se integró por representantes de la Administración Pública Estatal e iniciativa privada, conformando un órgano colegiado de carácter técnico, integrado por cinco miembros permanentes designados por el Gobierno y Acuario de Veracruz, Asociación Civil.

En la Cláusula Décimo Novena del Segundo Convenio Modificatorio se reiteró que el fideicomiso se podría extinguir por cualquiera de las causas previstas en el artículo 392 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en cuyo caso, todos los bienes muebles e inmuebles que el Acuario (…) tenga en su haber, deberán ser entregados por esta última a favor del Gobierno (…).”

Por acuerdo modificatorio del 17 de marzo de 2020, se aprobó incorporar un integrante más: un representante de la Sedecop para tener paridad de representación: 3 vocalías para el gobierno y la presidencia y 2 vocalías para la Asociación Civil.

La Gaceta informa que el Fideicomiso de Administración denominado Acuario de Veracruz “no actualizó su marco jurídico a las disposiciones que, (…) establecen la Constitución Local y la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo del Estado (…), por lo que el Gobierno del Estado ha decidido extinguir el Fideicomiso invocado, (…)”. El decreto cita que la Procuraduría Estatal de PMA tendrá a su cargo el acuario bajo la denominación “Aquarium del Puerto de Veracruz” y será conocido como “Aquarium”. En resumen, el gobierno del Estado solo utilizó el marco legal para obtener el control total del acuario. ¡Bolas don Cuco!

Todo el barullo creado por la clausura y designación de la nueva administración, propició el escenario perfecto para las manifestaciones políticas. El partido MC, bajo la total tutela del creador y/o impulsor del acuario, se manifestó en contra de la clausura, argumentando que el gobierno del Estado busca apoderarse y corromper esa institución. Diputados de oposición se expresaron de similar forma. Los morenistas defienden la decisión del Ejecutivo.

Más, lo sobresaliente fue la salida a palestra de Fernando Yunes Márquez, quien – firmemente – declaró: “como los cobardes, extinguen a la media noche el fideicomiso del Acuario de Veracruz para quedar en manos del estado. Nos vemos en las urnas, cada vez falta menos para sacar a Morena de Veracruz”.

Un político de la altura de Fernando no actúa por pasión, si no con razón. La noticia de la clausura fue conocida a nivel nacional y, por lo tanto, “dar la nota” criticando ese hecho fue aprovechado por Él. El pretexto es lo de menos; lo importante es que se observa que los Yunes están vigentes en el escenario político de Veracruz. Muchos opinan que volverán a buscar la gubernatura del Estado y/o la senaduría en el 2024. Al decir: “nos vemos en las urnas” está clara su decisión de participar en las elecciones de ese año; tanto a nivel local como federal.

Los tres políticos encumbrados de la familia se han apoderado, dicen, del PAN. Ahora que fue reconocido su “gallo” como presidente del panismo en el Estado, las posibilidades aumentan y, nadie en su sano juicio, puede pensar que apoyarían a Julen Rementería o alguno del grupo de éste. Lo tienen todo para encabezar proyectos políticos azules. En caso de no buscar la gubernatura, podrán “indiciar” al ungido.

El presunto violador de procesos internos electorales en la vida interna del partido Morena, que intenta crear cuestiones contestatarias con los Yunes, no es del nivel político de ellos, por eso lo ignoran. Éste sujeto ha violentado en dos ocasiones el Estatuto de ese partido; primero al desempeñarse como funcionario y después al contender como candidato a diputado local. En ambas ocasiones debió renunciar a su cargo de secretario del Comité Ejecutivo Estatal; siendo omiso, se burló de sus compañeros, con la venia de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia. A pesar de todo lo negativo en el actuar de este morenista, se reconoce que “quiere ganarse” un lugar en el 2024.

Por otro lado, he escuchado y en ocasiones comprobado, que la soberbia es el principal defecto de los Yunes; de continuar con ella, no dudemos que perderán, otra vez, la elección principal del 2024 en el Estado y, tal vez, las federales. En cuanto a la soberbia, parece que permea, también, en los dirigentes morenos.

Otro sí digo. – El gobernador ganó una, la aquí comentada; le hicieron perder otra con la detención errónea.

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