Arturo Reyes Isidoro / El cáncer de la irresponsabilidad que ataca a la administración estatal, producto de la improvisación, agravado por linfomas de amiguismo y recomendación, amenaza con hacer metástasis e invadir toda la estructura oficial y colapsarla.
Al escándalo de la Fiscalía General del Estado por la arbitraria detención y el encarcelamiento de un inocente, ahora ayer quedó expuesto el total desorden que impera en la Secretaría de Salud, que conlleva actos que hasta pueden ser considerados de orden criminal.
Poco después del mediodía, al iniciar la tarde, en forma sorpresiva el gobernador Cuitláhuac García Jiménez informó en sus cuentas de las redes sociales que había “aceptado” la “renuncia” del secretario del ramo, Roberto Ramos Alor.
La caída la precipitaron una denuncia mediática sustentada en un documento oficial y otra de la senadora Indira Rosales San Román con base en un reporte también oficial de la Secretaría de Salud para el Bienestar (Insabi), que hicieron imposible ocultar y tolerar más la grave descomposición en el sector salud.
El caso expuso, una vez más, la total inutilidad de la Contraloría General del Estado, que no vigila ni tiene ningún control sobre el manejo de recursos de las dependencias, pero también mostró lo dañino de la grosera intromisión en el gobierno de la secretaria de Energía Rocío Nahle con recomendados impresentables.
El nuevo escándalo es testimonio vivo de las consecuencias de haber nombrado a recomendados, improvisados, inexpertos, impreparados, faltos de compromiso con los veracruzanos, a los que inexplicablemente se les sostiene o se les ha despedido sin exigirles cuentas y al contrario se les cubre de impunidad.
Qué tumbó al secretario de Salud
Temprano del jueves, Veracruz amaneció con la noticia del reportero Manuel Hernández, del diario Notiver, de cómo personal del Insabi tuvo que ser comisionado para apoyar la vacunación contra el Covid en la Jurisdicción Sanitaria VIII porque la Secretaría estatal no cumplió con la cuota que se le fijó.
Según el reportero, les urge aplicar también las vacunas, de la marca Pfizer, que estuvieron muy demandadas en un principio, porque están por caducar y además porque le están practicando una auditoría al sector. Las aplican ya sin medidas de seguridad médica con tal de sacarlas.
Por su parte, la senadora panista Rosales San Román denunció en un video, con base en datos del Insabi, que la Secretaría de Salud tiene almacenados medicamentos, algunos próximos a caducar, que no se distribuyen a los hospitales y que se les niegan a los veracruzanos, por lo que demandó la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Acusó negligencia y falta de capacidad.
En efecto, el pasado 11 de mayo el Instituto de Salud para el Bienestar emitió el boletín de prensa 048 en el que informó de su seguimiento a los procesos de distribución en los almacenes del estado.
Tenía embodegados 900,000 medicamento a punto de caducar
Transcribo, íntegro, el contenido medular:
“Como primer punto, Sandra Paola Arellano Cruz presentó resultados de la visita de supervisión al almacén central de abasto en Xalapa y al Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, realizada el pasado miércoles 4 de mayo.
Informó que el almacén central se encuentra rebasado en su capacidad y tiene gran volumen de medicamentos oncológicos y de alto costo.
La subdirectora de Planeación de Suministro de Medicamentos y Material de Curación agregó que se hizo un rastreo de claves de medicamentos oncológicos, especialmente de etopósido y cisplatino, de las cuales no hay coincidencia en el inventario electrónico con las piezas en físico.
En el almacén central de abasto de Xalapa se encontraron 884 mil 822 piezas de medicamentos con caducidad menor a nueve meses y agregó que la administración del almacén estatal ya trabaja en las gestiones necesarias para ver qué medicamentos están próximos a caducar e implementar ajustes para aprovecharlos.
Sobre la farmacia del Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, Arellano Cruz recordó que este espacio funciona también como almacén, farmacia ambulatoria y farmacia del hospital, por lo que presenta saturación y no cuenta con controles de calidad como termómetros o termohigrómetros.
El director del hospital, Avelino Guardado Sánchez, reconoció que hacen falta espacios para el almacenamiento y conservación de los medicamentos y trabajan en ello.
Sandra Paola Arellano Cruz señaló que durante la visita al hospital se corroboró que aproximadamente 139 claves que faltaban en el hospital se encontraban en el almacén central de Xalapa”.
Decían que no había; han sido muchas las protestas
O sea un caos, un desorden total, todo fuera de control, mientras, como dijo Indira: “Todos los días se sufre la escasez de medicamentos en centros de salud y hospitales de todo el estado. Son miles de familias veracruzanas las que preocupadas por sus enfermos solicitan apoyo farmacológico y solo reciben negativas por parte de las autoridades estatales”.
Durante la actual administración estatal han sido recurrentes las protestas de familiares pero sobre todo de padres de niños con cáncer por desabasto de medicamentos, lo que sistemáticamente han venido negando las autoridades. Las protestas se han dado en el puerto de Veracruz y en Xalapa. El tiempo y el Insabi les han dado la razón, pero ahora queda claro que ha sido por negligencia e irresponsabilidad.
No obstante todo ello, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez despidió ayer a Ramos Alor prácticamente con honores. Dijo que era un “querido amigo y correligionario… a quien agradezco haberse entregado a los grandes principios humanistas del galeno, atender la salud y la vida de los demás, incluso a costa de la propia”, lo que hace pensar que no lo renunció porque quiso sino porque lo obligaron desde la Ciudad de México. Dejó como encargado al doctor Gerardo Díaz Morales, asesor de la Secretaría.
Dedicaba su tiempo a andar de sonero
En lugar de dedicarse de tiempo completo a su trabajo como secretario, Ramos Alor perdía el tiempo presentándose y tocando con su grupo musical “Soneros de Puerto Rico” en todos los sitios donde se instalaban las brigadas regionales de salud. Personal de esas brigadas me confirmó que al inicio se hacía acompañar por músicos que había traído de Coatzacoalcos, pero últimamente quienes lo acompañaban eran los subdirectores médicos e incluso una subdirectora que tocaba los timbales. Ramos Alor tocaba las tumbas. “Se oían horribles”, me dijo un trabajador de la secretaría.
Era recomendado de Rocío Nahle
Ramos Alor era recomendado de la secretaria de Energía Rocío Nahle, como lo era también la exsecretaria de Turismo, Xóchitl Arbesú Lago, a quien ella misma habría despedido con el peor trato por el solo hecho de que como funcionaria se tomó una foto con la alcaldesa de Veracruz Paty Lobeira; como también lo es el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, el funcionario que más problemas le ha causado al gobernador o lo ha metido en ellos.
Ni Ramos ni Arbesú se distinguieron como funcionarios ejemplares ni por sus resultados, como tampoco lo ha hecho Cisneros. El exsecretario de Salud también abonó a la imagen nepotista del gobierno cuitlahuista colocando a muchos familiares directos y gran parte de su parentela en diversos cargos en hospitales del estado.
Con esas cartas credenciales la zacatecana pretende la candidatura de Morena a la gubernatura, además de su desarraigo en la mayor parte del territorio estatal.
Sus recomendados tendrían la tarea de abonarle el camino para lograr su aspiración, pero hoy son un pesado lastre para ella por su mala imagen, que pone además en alerta a los veracruzanos para no otorgarles su confianza. No hicieron nada que vaya a hacer que los veracruzanos los recuerden.
Sobre el nuevo encargado de la Secretaría, el doctor Díaz Morales, prácticamente nada se sabe y resulta infructuosa la indagatoria de su perfil en todas las plataformas de búsqueda. El gobierno tampoco informó ayer quién es.
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