Al estudiante del Tecnológico de Xalapa lo detuvieron porque se llamaba Antonio de Jesús, lo detuvieron porque físicamente se parecía. No les extrañó a los ministeriales que el joven, en lugar de andar escondido, estuviera repartiendo comida cerca de Costco, donde fue detenido.
A las autoridades lo que les preocupaba era detener a alguien para cumplir con el plazo que les había puesto el presidente López Obrador, quien tampoco está preocupado por la muerte de los periodistas en Veracruz, sólo le interesa que se encuentre a un culpable para taparle el ojo al macho. Pero se equivocaron de culpable.