Claudia Guerrero Martínez / Con un lamentable ataque racial en Búfalo, en Estados Unidos, este pasado sábado, contabilizando a 10 personas muertas y una docena de heridos, muestra el nivel de descomposición social entre estadounidenses y ser personas solitarias quienes llegan a supermercados, escuelas, parques, conciertos, entre otros, disparando a personas inocentes como si no valieran nada. En México, los crímenes de odio van en aumento y no sólo en contra de personas LGBTI, sino también por discriminación, violencia en contra de mujeres, de raza, color y estatus social. En anteriores sexenios, los grupos sociales no habían sufrido tanta división como lo ha hecho el actual presidente de México Andrés Manuel López Obrador, al polarizar a la población entre “chairos” y “fifís”, “grupos neoliberales”, “mafias del poder” y “prensa chayotera”, dividiendo al país, que enfrenta una guerra por la lucha de plazas entre grupos criminales, sin ser molestados.
El propio presidente de México impone clases, divide a los mexicanos, critica a la prensa, a los opositores y es sensible ante la crítica académica, de expertos, al no aceptar consejos de sus propios funcionarios de Gabinete. Un hombre necio, que gobierna con sus traumas, filias y fobias. Tiene miedo de perder el control y no entiende que México está a la deriva, conformando un clima de odio para dividir a los mexicanos.
López Obrador se relaja ante algunos Cárteles y mete presión en contra de otros. Mientras asegura que los criminales son seres humanos, tolera la muerte de decenas de militares, quienes son asesinados por proteger a su país y a su presidente, mostrando la otra cara de López, quien desprecia y odia a sus soldados y perdona a los criminales.
No hay protección para las mujeres y se muestra misógino. Desaparecen las estancias infantiles, limita los servicios de salud, encarece las medicinas y cuando en México existe un alto porcentaje de cáncer en niños y mujeres, a López no le interesa el desabasto de medicamentos para combatirlos. Sólo les dice que esperen, cuando esta enfermedad se multiplica cada 20 días y el tiempo de espera huele a muerte. La violencia en contra de las mujeres son sólo datos, conteos y molestias para este presidente, quien no respeta ni a su propia esposa, sino al contrario, la expone, se burla de ella y hasta acepta sus apodos, en un profundo odio para quienes brillan con luz propia.
Un presidente que no entiende las necesidades de los mexicanos y sobre todo, miente, promete, incumple y cree que regalando dinero, es la solución para todos, sin tener un plan emergente para sacar a México del subdesarrollo, combatir la falta de inversión y fuga de capitales. López Obrador, un ignorante que se muestra como el gran benefactor de su rebaño, integrado por beneficiados de programas sociales y tolera tanto abuso de la 4T, conformado por resentidos sociales, traumados y que odian a los empresarios, a la clase media, científica y académica, sin olvidar a la comunidad deportiva, quitándole sus becas y apoyos.
Y los honestos, resultaron ser ladrones.
Los escándalos de los hijos de López Obrador dinamitaron la credibilidad y popularidad a favor de este presidente lleno de apariencias, engaños y hambriento de negocios lucrativos. Andrés Manuel siempre se ha cuidado, conserva ese halo de austeridad y ser sus cuatro hijos quienes muestran los lujos, la vida de magnates y el uso de programas sociales como Sembrando Vida para fundar empresas fantasmas, como lo hacen con los chocolates “Rocío”, negocio que nadie sabe dónde está y a tres años y cinco meses después, inauguran la primera tienda pantalla. Estos “Monstruitos” se burlan de los usuarios en redes sociales, con actitud retadora, contestan señalamientos y se mofan, mostrando el poder, la riqueza y hasta suben videos para presumir sus carencias intelectuales.
Sobre las relaciones tensas con Estados Unidos, López Obrador muestra una imagen retadora, protegiendo a toda costa a los gobiernos dictatoriales de Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, quienes tienen negocios con grupos criminales, pero además, violentan los derechos humanos todos los días. Y esa forma de gobernar la pretende imponer el presidente de México, para tener el control absoluto del país, mostrando odiar a votantes que creyeron en él y fueron traicionados.
Un mafioso, rencoroso y mentiroso gobierna a México. La democracia que presumía en el 2018, ahora la pretende desplazar por un proyecto manipulador de masas y planea un gran fraude electoral, si logra desaparecer el INE.
Un aeropuerto “internacional” Felipe Ángeles sin área aduanera, ni fiscal; sin terminar pistas, ni negocios, ni rutas para el traslado de usuarios, siendo uno de sus peores fraudes, pues en realidad es una central avionera de rancho. Lo peor, poniendo al Ejército en el banquillo de los acusados creando odio ante la opinión pública y redes sociales, denostando a los militares, cuando no todos son ladrones.
Mi México querido, respetado y con tanta grandeza, no se merece a un presidente tan pequeño. Le quedó grande la silla presidencial e incumplió con todo lo prometido en el 2018. Los mexicanos ya despertaron con una cruda electoral terrible. Y los fundadores de MORENA, los aliados de los partidos PVEM y PT están pensando en buscar otras alianzas, pues López y sus gobernadores los traicionaron y no van a esperar una segunda vez.
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