23 de abril, Día Internacional del Libro. Cervantes y la Dulcinea de las manos de Edith Berlín

23 de abril, Día Internacional del Libro. Cervantes y la Dulcinea de las manos de Edith Berlín FOTO: WEB

Para los hablantes de lengua española el Día Internacional del Libro tiene su justificación en la fecha del entierro de don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Algunos que nos quieren echar a perder la fiesta aseguran que Cervantes en realidad murió el 22 de abril y no el 23. Como quiera que sea la UNESCO determinó el 23 de abril como la fecha para conmemorar el Día Internacional del Libro, pues se afirma que en esa fecha coinciden tanto la muerte de William Shakespeare y el entierro de Cervantes. Resulta que El viernes 22 de abril estuve en un desayuno en casa de uno de mis queridos amigos. Ahí encontré una figura de bronce, obra de la escultora Edith Berlín.  

Es un Quijote de cuyo pensamiento se eleva una hermosa doncella, la sin par Dulcinea del Toboso. La obra es magnífica, bella, pero sobre todo se ajusta a la realidad de la novela. El Quijote nunca se ve con Dulcinea del Toboso, no la toca ni se le pone enfrente. De hecho, la verdadera Dulcinea es Aldonza Lorenzo, una moza hombruna, bastante casquivana que sala la carne de los puercos. Pero eso no obsta para que don Quijote en su imaginación la idealice. Así se lo hizo saber a su escudero Sancho Panza, quien ya se estaba burlando de que una zagala como esa fuese la bella Dulcinea del Toboso.  

Don Quijote interrumpió las necedades de Sancho con este discurso: “Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para concluir con todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo”. La Dulcinea de Edith Berlín se desprende de la imaginación de ese hermoso Quijote de bronce; la Dulcinea que surge de la ensoñación idealizada de un hombre enamorado. 

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