El presidente López Obrador tiene problemas de coagulación. Y es que cuando sufre una herida sangra continuamente sin que se pueda detener el sangrado. Sangra por la herida cada que ataca a Carlos Loret de Mola, quien reveló varios actos de corrupción en los que se ven involucrados sus hermanos y hasta su hijo José Ramón López Beltrán. No hay día que no hable de la riqueza de Loret de Mola, pretendiendo con ello acallar el pregón de la riqueza inexplicable de su hijo. Después de la derrota sufrida en el Congreso, en el que su reforma eléctrica fue rechazada, el presidente se lanza en contra de las empresas trasnacionales que dice él, lucran con nuestra energía.
Pero no sólo eso. El presidente de México amagó a los diputados federales con la posibilidad de llevarlos a la cárcel por traición a la patria. Y es que ya sabe usted que en México es el presidente el que decide quien es traidor y quien no; si los diputados no se someten a sus caprichos, pues entonces son traidores.
En su conferencia mañanera, que se ha convertido en un campo de tiro, el presidente citó de la Constitución: “Se impondrá la pena de prisión de 5 a 40 años y multa hasta de 50 mil pesos al mexicano que cometa traición a la patria en alguna de las formas siguientes: Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero”. Pobre del presidente, sangre y sangre por las heridas, sin poder contener el derrame, muriendo poco a poco todos los días.
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