Si hay algo que deben combatir todas las democracias y que ha hecho mucho daño, es el culto a la personalidad. Los mismos partidos políticos contribuyen a ello, llegando al exceso de colocar al líder en una dimensión casi religiosa o sagrada. En el caso del actual presidente en México, hace poco el cura, Alejandro Solalinde, aseguró que un presidente como AMLO surge cada 100 o 200 años y que, a su juicio le veía rasgos de divinidad.
Esa declaración fue tomada como una ocurrencia del religioso, no obstante, algunos increíblemente, llegaron a considerarlo seriamente. Todo ello viene al caso, ya que ahora con la nacionalización del litio, que no es otra cosa que una estrategia para que no se vea al presidente con las manos vacías y quede en el imaginario como perdedor ante sus seguidores.
Esa imagen no ayuda para el 2024. Pero, en el caso del litio, como se tendrá que aumentar la burocracia para atender lo referente a este mineral, varios morenistas sueñan con llamarla -no es broma – Agencia Mexicana de Litio… ¡AMLitio!, ¡Hágame usted el pinche favor!, hasta donde llegan muchos, con tal de que el amo y señor de la 4T les tire un lazo.
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