Su terquedad y tozudez durante tres años de gobierno, le pasan la factura al presidente López Obrador. Si la reforma eléctrica se encuentra empantanada en estos momentos, es en gran medida por el presidente. Su cerrazón y estrechez de miras lo colocan en un callejón sin salida, donde la oposición no le permite obtener la mayoría calificada para sacar adelante la reforma prioritaria de su 4T. Además, su mejor interlocutor con los partidos de oposición fue contaminado y descalificado al convertirse en matraquero de su dichosa consulta de revocación.
Su postura intransigente de querer pasar su reforma sin quitarle una coma, sólo sirvió como adhesivo para que el PAN, PRI y PRD sellaran fuerzas contra una reforma que no sólo ha sido descalificada por conocedores de la materia, sino también por el poderoso gobierno del presidente Biden. Su obstinación ha llegado a un nivel máximo de terquedad, donde quien no concuerde con su proyecto, o es conservador, fifí o chayotero.
El contar con un espacio diario para denostar a sus adversarios le llena de orgullo y lo impulsa a seguir con una política de golpeteo mediático. Por esa razón, la oposición hoy le pasa la factura. Finalmente, el presidente se ha dado cuenta que el precio por su terquedad, ha sido muy alto. Un precio que tendrá que pagar este 17 de abril, un domingo negro para un terco presidente.
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