El sentirse cobijado por el presidente seguramente lo impulsó a presentarse como un moderno prócer de la patria dispuesto a ofrecer su chamba con tal de agradar al amo y señor de la 4T. Además, su aventura fue hecha al trancazo y sin considerar ninguna precaución, creyó que el uso de una Jet de la Guardia Nacional pasaría desapercibido; ignoró que esos aviones cuentan con una bitácora de vuelo muy estricta, donde quedan asentados las horas de vuelo y el nombre de los pasajeros.
Por lo pronto, el primer llamado de atención ya lo recibió por parte de su paisano. Por cierto, la justificación del presidente al decir: «Me está ayudando en la transformación del país, no es precandidato a la Presidencia», lo descarta definitivamente de un sueño guajiro que seguramente anhelaba y acariciaba. Ni hablar, fue duro traspié que tuvo el secretario de gobernación.