El desgaste de Adán Augusto López por sentirse matraquero y olvidarse que es secretario de Gobernación

Adán Augusto López Hernández FOTO: WEB

Dentro de la política mexicana, sus actores deben de caminar con pie de plomo; sus acciones son observadas por los medios de comunicación, por sus correligionarios y por sus adversarios políticos. La aventura política como matraquero que tuvo Adán Augusto López Hernández le ha traído un desgaste como operador político y, sobre todo, queda por los suelos su figura como conciliador con la oposición a la 4T. El paisano del presidente deberá pagar el costo por aparecer como matraquero político y deberá aprender que el pez por la boca muere. Sus palabras desafiadoras de ley, diciendo que si lo corrían, estaría dispuesto aceptarlo por la causa obradorista.

El sentirse cobijado por el presidente seguramente lo impulsó a presentarse como un moderno prócer de la patria dispuesto a ofrecer su chamba con tal de agradar al amo y señor de la 4T. Además, su aventura fue hecha al trancazo y sin considerar ninguna precaución, creyó que el uso de una Jet de la Guardia Nacional pasaría desapercibido; ignoró que esos aviones cuentan con una bitácora de vuelo muy estricta, donde quedan asentados las horas de vuelo y el nombre de los pasajeros.

Por lo pronto, el primer llamado de atención ya lo recibió por parte de su paisano. Por cierto, la justificación del presidente al decir: «Me está ayudando en la transformación del país, no es precandidato a la Presidencia», lo descarta definitivamente de un sueño guajiro que seguramente anhelaba y acariciaba. Ni hablar, fue duro traspié que tuvo el secretario de gobernación.

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