Ya se nos estaba olvidando la “Casa Gris” del hijo del presidente López Obrador, esa que está en Houston y que su esposa guapa y millonaria le compró al querubín. Ya se nos estaba olvidando, pero para eso está el presidente, para recordarnos que su hijo, quien trabaja con uno de sus empresarios favoritos, encargado de los avances del Tren Maya, vive a todo lujo mientras pregona austeridad a sus seguidores. En su conferencia mañanera el presidente de México sacó el tema sobre la casa Lego que la senadora Xóchitl Gálvez mostrara a los medios, una casa Lego similar a la “Casa Gris” de José Ramón López Beltrán en Houston.
El presidente se quiso burlar de los panistas, acusando que «están muy molestos, no les sale nada, en la política una de las cosas que no se debe hacer es el ridículo, en el Senado llevan un Lego de la casa de José Ramón, cuanta creatividad, ternuritas».
Pero se equivoca el presidente, los que estamos molestos somos millones de mexicanos que nos damos cuenta cómo, a partir del tráfico de influencias la familia del presidente se está enriqueciendo, sin tener ningún empacho en presumirlo. Pero eso no es todo, impunes en la «plenitud del pinche poder» tanto el presidente como sus hijos piensan que la justicia no los alcanzará. Eso, señor presidente, es lo que nos tiene encabronados.
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