Xóchitl “la bailadora” Arbesú fue impuesta por Rocío Nahle en el gabinete de Cuitláhuac García. Cuitláhuac ni siquiera sabía quién era la recomendada de la Nahle, por ello, el día que la presentó no supo decir nada bueno de ella, sólo que sabía bailar muy bien. ¡Ridículo! En adelante, la secretaria de Turismo de Veracruz sólo se movió entre el absurdo y la ocurrencia. Cuando en 2019 vio la oportunidad de ir a España con los gastos pagados, no lo pensó dos veces y juntó a un grupo de lambiscones y “chichifos” y se fue a hacer el ridículo a España, a bailar La Bruja y comer en restaurantes caros.
Cuando llegó a Veracruz y le preguntaron qué beneficio había tenido el tour que se aventó con sus “chichifos”, la señora dijo que había conseguido lo que ninguna secretaria de Turismo de cualquier estado de América, había conseguido un convenio con la empresa naviera española Pullmantur Cruises para recibir cruceros de aproximadamente dos mil turistas para el verano del próximo año. Esos pinches cruceros nunca llegaron. Ese era el momento para correr a la secretaria de Turismo. Xóchitl Arbesú agarró de excusa la pandemia y se pasó dos años cobrando sin hacer absolutamente nada; así, de manera literal, nada.
¿De qué se habrá dado cuenta el gobernador Cuitláhuac García que, apenas terminada la Cumbre Tajín decidió darle una patada por el trasero a la Arbesú? Todavía le dio tiempo a la señora de soltar un último absurdo. Dijo que la Cumbre Tajín tenía tanta relevancia internacional como el Festival Cervantino. Ahora a ver que tal nos va con Iván Martínez Olvera. Si es tan eficiente como su hermana Waltraud Martínez Olvera, titular de la Oficina del Programa de Gobierno, entonces estamos jodidos.
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