Doña Olga Sánchez Cordero ha dejado de ser la funcionaria bulleada del gabinete de López Obrador para convertirse en artífice de intrigas palaciegas. A pesar de ello el presidente sigue desdeñando el problema. En la mañanera desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles le preguntaron al presidente sobre las revelaciones que hiciera su exasesor jurídico Julio Scherer. El presidente respondió con marcado desdén: «Eso tiene que ver con tribunales, ministerios públicos, juzgados y nosotros no vamos a meternos en esas diferencias, ni queremos preocuparnos por eso».
Montado en su macho, de manera irresponsable, como si el problema no le atañera comentó: «Nosotros estamos dedicados en tiempo y alma a la transformación de México, nos importa mucho el pueblo y en especial los pobres y eso es la transformación, vivir en una sociedad mejor y a eso me dedico todo el tiempo». Es decir, ¿si en tu casa la servidumbre se pelea y rompe las cosas, en lugar de poner orden tú, esperas a que la policía llegue para que los ponga en su lugar?